El número de niños tontos con derecho a gastarse el dinero en pintura o spray va en aumento. A veces llegan a creer que esta Zaragoza para ellos, es el New York de los años 80. Se equivocan y ahora que está sobre la mesa aumentar las penas contra los que se atrapen haciendo pintadas en el mobiliario o las fachadas, habría que ponernos a reflexionar sobre esto, para que no vaya en aumento, como el ejemplo negativo de Madrid, para no ir más lejos.
No sé si aumentar la pena, la condena. Pero sin duda, cambiarla. De nada sirven medidas duras que no educan, si no van acompañadas de trabajos sociales que sí pueden educar. Trabajos donde se den cuenta que la vida es otra cosa muy diferente a joder lo que se creen que no es de su propiedad. Y también darles ocupación lógica, pues el ocio vacío, sirve para hacer tonterías.