¿Pero qué nos está pasando? No habían pasado horas del criminal atentado y algunos, bastantes, ni ante el criminal suceso que tanto dolor ha causado a familias enteras y que ha conmocionado al mundo, pueden disimular su supremacismo y odio hacia lo antagónico.
Algunos sacan partido en su sectarismo hasta en la desgracia. Enfrentamientos por la supuesta falta de colaboración entre gobiernos contra la lucha antiterrorista, unos decían que no irán a la manifestación contra el terrorismo si el Rey está en ella, ahora parece que sí, otros se niegan a firmar el pacto antiyihadista. Manipulación de algunos medios por intereses políticos, mezclando atentado y soberanismo, algún seglar echando culpas al comunismo, ataques de unos a otros a través de las redes.
Anteponiendo su propio protagonismo, hacen un circo de lo que es una tragedia, alejados del dolor y el sufrimiento que sientes esas familias que han visto sesgadas las vidas de sus seres más queridos. El rencor y el odio nunca pueden vivir permanente entre nosotros. Ni si quiera ante la desgracia somos capaces de unirnos.
No importa el momento ni la causa, vemos enemigos a todo el que no piensa como tú, o no porta tu bandera. Es difícil cambiar las actitudes de algunos pero al menos no entremos en su juego. La unidad en cada estado ante los anteriores atentados sufridos en otras partes de Europa ha sido total, pero aquí hemos de dar la nota.
La responsabilidad de los que tienen poder, es mantener la educación y la sanidad, distribución del ingreso, que nadie pase hambre, posibilidad de trabajo para todos y por supuesto un compromiso común frente al terrorismo.
Si la democracia no puede dar esto, algo está fallando.
Daniel Gallardo