Puentes singulares de Aragón: Viaducto viejo y escalinata en el Óvalo de Teruel
Aragonesxs: Ingenieros José Torán de la Rad y Fernando Hué de la Barrera.
Hemos arrancado con buen pie nuestro periplo-visita a esos puentes que en Aragón unen orillas. Así como en Mostar, separan gentes de la misma etnia, orgullosos de conservar diferentes credos cuya abstracción les mata. Aunque deje bellísima literatura sobre paisajes de interior, como la del albanés-navarro Ismail Kadaré. De lectura sobrecogedora.
Así que hemos comenzado con puentes e historias. Puentes emotivos.
Sin embargo, ahora que Teruel adormece y deja de ser noticia después de Vaquillas, el puente más bello de Aragón me parece un puente urbano.
Concebido, proyectado y ejecutado por el ingeniero de caminos gallego al que adoptamos, Fernando Hué. Lo hermanamos en nuestro panteón de ilustres con el ingeniero turolense José Torán. El Dalí sur aragonés, gran profeta en su tierra. Autor de la bellísima escalinata que, cerca del viaducto, baja a la estación del ferrocarril. En estilo bellísimo neomudéjar, de forja y cerámica adornada.
El hierro forjado lo incorporó al Viaducto viejo Fernando Hué de forma eficaz y efectista.
Del mismo modo, se generaron bellísimas fachadas modernistas hacia ambos hitos arquitectónicos. Dotando a la ciudad de Teruel de un espléndido balcón sobre el Turia en los que antes fueron traseras de su muralla derruída.
Era obligado que nos detuviéramos en este puente, quizá junto con Alcoy y Ronda, el único que dota de sentido y relaciona dos mesetas que conforman la ciudad histórica de Teruel y su ensanche.
Solo existe otro hito-puente comparable en España, y es un acueducto Patrimonio de la Humanidad. En Segovia.
Puente de Mostar, Bosnia. A cada lado, las Cruzadas y el Islam. Abajo, puentes urbanos de la montañosa Perugia, ciudad histórica bellísima y poco frecuentada.
Dos ciudades unidas en dos núcleos por bellísimos puentes –además de la evidente Venecia o Amsterdam, poco relacionadas con Teruel por morfología- serían Perugia, en Italia, y la mencionada Mostar. No es el caso de Zaragoza, Toledo, Tudela o Logroño, con el peso de su centro urbano gravitando hasta fechas recientes sobre una sola margen. Y sus bellos puentes sirviendo para alejarse o acercarse a la ciudad.
28/07 Luis Iribarren