Aragón ha sufrido históricamente el escarnio de ver marchar a muchas de sus gentes buscando futuro. Algunas ciudades y sobre todo el medio rural, se fueron vaciando lenta e irremediablemente desde los años sesenta sin más objetivo que encontrar trabajo. Yo fui uno de ellos.
Cataluña y el País Vasco se convirtieron en polos de atracción para familias enteras aragonesas, paradójicamente las comunidades más díscolas e insumisas que, quizás por eso, fueron mimadas por el franquismo y por los posteriores gobiernos.
Pero desde hace unos años la crisis ha vuelto a azotarnos y esto ha obligado a muchos jóvenes a tener que dejar su tierra. Son excelente mano de obra cualificada que buscan trabajo y las condiciones de vida que aquí se les niega.
Observando el programa “ADN aragonés” de Aragón TV, me impactó un brillante joven zaragozano, Ixabre, que con tan solo 22 años ha conseguido labrarse un porvenir en Dublín, en una de las entidades bancarias más importantes del mundo.
Es uno de tantos jóvenes preparados que se ha visto obligado a "exiliarse" motivado por las malas condiciones económicas en las que nos encontramos. Me gustó verle con su camiseta zaragocista en el canal autonómico pero lo que más me impresionó fue comprobar el cariño y el orgullo con el que habló de sus raíces.
Me vi reflejado en él, la verdad que llegó a emocionarme. Lo que habrá sentido este zagal por estar lejos de su Aragón del alma. La misma dolorosa añoranza que sentí en mis años alejado de esta mi tierra.
Ixabre volvió a abrir mi baúl de los recuerdos pero lo que más me emocionó fue comprobar su alma cuatribarrada y su blanquillo corazón que utiliza para empañar la nostalgia. El mismo antídoto que utilicé yo cuarenta años atrás y que nadie debería volver a sufrir, si no es por voluntad propia.
Daniel Gallardo Marin