Los partidos políticos pequeños nunca deberían abstenerse en votaciones. Una posibilidad que para los partidos grandes ofrece diversas variables, pues a veces sirve incluso para dar ventaja al SI o al NO desde la abstención sin tomar una decisión clara, pero que en el caso de los partidos pequeños no sirve más que para demostrar que no se es capaz de tomar una postura contundente. Cada grupo político en cada institución debe tener siempre presente qué tamaño ocupan, y de qué forma pueden llegar a la sociedad que representan y sobre todo a la que aspiran seguir representando en cuanto se presenten a otro examen cuatrianual.
Y la sociedad no entiende la abstención como una alternativa, sino como un no saber estar. Como una posición intermedia que en nada beneficia a quien ya es pequeño precisamente por no haber sido apoyado con claridad por sus votantes. Si el pequeño sigue anclado en posiciones ambiguas, no logrará alcanzar nunca sus objetivos. Nadie de su futuros votantes entenderá su postura, pues además es muy compleja de explicar.
Puede decir que se debe también a la responsabilidad, y siendo cierto, debe buscar las formas para siendo responsables, tomar partido hacia el SI o hacia el NO, que es mucho más sencillo de explicar y llega mucho mejor a sus sociedades.
Si con su votación se logra que gane el SI o el NO; quien va a rentabilizar su decisión será el que logre el triunfo de su postura a favor del SI o el NO, pero nunca el pequeño que con su abstención la ha facilitado. Mientras que si con su voto afirmativo o negativo se logra mover la balanza hacia un lado o hacia otro, siempre el pequeño puede demostrar que tu voto es imprescindible para un tipo de decisiones que te posiciona. Y además te da visibilidad para poder explicar los motivos de tu voto.
Abstenerse no es importante. Mover la balanza y que tu voto valga para la decisión final, sí.
Julio Puente