“Es verdaderamente doloroso, que nuestros escritores no se
hayan ocupado como debieran en describir este monumento. Quien da algunas
noticias, pero muy vagas y generales, es el P. F. Diego Murillo[16] que
escribió sobre las excelencias de Zaragoza, y asistió como religioso de S.
Francisco al entierro del Justicia de Aragón D. Juan de Lanuza, decapitado en
20 de diciembre de 1591, pues al hablar de la Aljafería dice tan solo «que es
palacio real, alcázar y casa de placer, que fue de los reyes moros, fundada por
el Rey Abenalfage, que fue el 4.º de los que reinaron en Zaragoza, cerca de los
años del señor 864. Es un edificio grandioso, cercado de muchas torres,[17] que
ahora muchas de ellas sirven de cárceles para los delincuentes. Aposentáronse después
en ella muchos reyes cristianos, y el Rey Católico hizo en ella muchas cuadras
y aposentos con sus escudos de armas, y empresa de las coyundas y lazos con el
tanto monta: todo muy bien labrado y dorado con otras muchas molduras, y sobre
todo, hizo una hermosísima sala que llaman sala dorada, porque toda la
techumbre de ella, demás de estar labrada á las mil maravillas, parece un puro
oro finísimo. Demás de esto, todas estas cuadras y sala tienen unos frisos que
les sirven de adorno, con un letrero de oro en campo azul, en que se hace
memoria de los Reyes Católicos sus fundadores. Tiene también muchos aposentos y
salas que aun perseveran desde el tiempo de los reyes moros, y en especial una
sala baja que llaman la sala de los mármoles, que para el verano es
fresquísima. Las vistas de este palacio son en sumo grado apacibilísimas,
porque participan de todo lo que puede desear la vista, en razón de diferencias
de visos, como son agua, arboledas, montes, huertas, casas de placer y otras
cosas semejantes.”
Fragmento del libro del año 1846 escrito por Mariano Nougués
Secall. “Descripción é historia del castillo de la Aljafería, sito extramuros de la ciudad de Zaragoza”.