Zaragoza vibra en fiestas, llena de
visitantes en los días laborales que nos lleva a pensar en un fin de semana
completo, excepto por la amenaza de una lluvia algo impertinente, que podría
esperarse un par de días, para no fastidiar.
Posiblemente estas Fiestas del Pilar 2014
sean las últimas con este tipo de fiestas mayores, que ha funcionado muy bien
durante años pero que ya pide cambios, reformas, nuevos planteamientos para que
siga gozando de una excelente salud. Has sido muchos años de crecimiento en participación
pero todo requiere impulsos, retoques, detalles novedosos que sigan atrapando a
los visitantes y a los propios zaragozanos.
También los barrios tienen que reformar
sumando y restando, en ambas direcciones, para lograr unas Fiestas del Pilar
más modernas, más válidas, más importantes, pues son un buen momento para
lograr la promoción de la ciudad, además de entretener y movilizar a las
personas.
No doy pinceladas, pero si dejo sobre la
mesa la necesidad de reformas, calmadas, profundas en algunos casos, con
diálogo y análisis plural, pero también con dedicación para no equivocarse.