A principios de este año se cerró la
oficina del INEM del Rabal para acostar gastos públicos, para ahorrar. Y se
trasladó a la zona de la Expo. Desde el Rabal hubo quejas que no sirvieron para nada,
pues se sabía que no era simplemente un traslado de distancia con la
consiguiente necesidad de emplear más o menos tiempo para las gestiones, sino
sobre todo un empobrecimiento del barrio. Inem, oficina de la Seguridad Social,
casi la comisaría, etc.
Han pasado casi 10 meses y el resultado
es de 4 bares y 3 papelerías cerradas en las calles más cercanas con un total
de 11 despidos. Son 11 personas que han dejado de trabajar en la zona del
Rabal.
Se podrá decir que en la zona de la Expo
se habrán creado parecidos puestos de trabajo, algo que desconozco aunque dudo.
Pero aun siendo cierto esto, admitiéndolo como cierto, los cambios de oficinas
públicas despueblan de servicios y de personas los barrios afectados, moviendo
sinergias y vitalidad de unas zonas a otras de las ciudades. En todas,
efectivamente. Pero hay que tener mucho cuidado con estas modificaciones de
servicios.
La calle de Alfonso de Zaragoza es otro
ejemplo para analizar por quien desee hacerlo, con las pérdidas de servicios
constantes, en justicia el más cercano, que lleva un vacío complejo de reponer
pues tras la pérdida de los juzgados en el edificio Gay o en la Plaza del
Pilar, van cayendo en un constante goteo, servicios algunos de ellos con muchos
años de vida zaragozana.