Hoy se publican datos sobre la pobreza familiar
que son para Aragón, tristes y dolorosos mientras seguimos creyendo desde el
Gobierno de Aragón que vivimos en Babia o en el país de las Maravillas. Y lo
publica Heraldo de Aragón, no ningún periódico enemigo de los conservadores
asentados en el Pignatelli.
Son 28.000 hogares aragoneses los que
solo pueden llegar cada mes al final, con la ayudas directas o indirectas de las pensiones
de sus familiares más mayores. Familias y hogares que viven del pasado, padres
y abuelos con los que conviven y a través de ellos logran complementar el
dinero mensual con el que sobrevivir.
Estamos hablando de un 21,7% de los
hogares aragoneses en los que conviven familiares mayores junto a generaciones
más jóvenes. Ancianos que además también están viendo como se pierde capacidad
adquisitiva con unas pensiones que o no suben o lo hacen menos que el IPC real
de las familias con pocos recursos, donde no entrar factores que ellos nunca
podrán adquirir.
Un dato de los últimos años es el de
familias que tienen que sacar a sus familiares mayores de residencias, por no
poderlas pagar o por aprovechar mejor los ingresos de sus mayores. Algo que es
beneficioso para los mayores en muchos casos (no en todos) para compensar el
drama de la crisis familiar sin trabajo suficiente o en una condiciones penosas
y empobrecidas.