La Plaza de
San Nicolás en Zaragoza siempre ha sido un lugar muy plástico desde hace muchas
décadas, copiado por decenas de artistas tanto en pinturas como en fotografías.
Era muy normal en los años 60 ver a artistas que se ponían con sus caballetes a
retener lo que siempre ha sido (ahora casi ya no) un rincón típico del Aragón y
la Zaragoza más rural dentro de una gran ciudad.
Perdidos los
edificios civiles de la plaza, se ha perdido su sentido urbano para convertirse
en una caricatura poco útil para entender lo que eran las ciudades de hace un
siglo.
Esta imagen
tiene más de un siglo y todavía se pueden ver algunos de los edificios de
vecinos que había en la plaza, aunque no se ve el gran caserón que haciendo
esquina con la calle Sepulcro enmarcaba la plaza. Dicho edificio tenía una gran
escalera en su interior que era además de sorpresa para la chiquillería del
barrio del Boterón, una muestra de que en aquellas calles también vivieron
familias de posibles.
La plaza la
vemos con los pavimentos de tierra muy levantados, posiblemente en plana
transformación para poner adoquines en toda ella, como queda reflejado en otras
imágenes posteriores.