A 1 de enero
de 2013 estábamos viviendo en Aragón a 1.338.495 personas declaradas y
reflejadas en el INE. Unas 672.783 mujeres y 665.771 hombres. De ellos
estábamos divididos entre 1.145.596 con nacionalidad española y nacidos en
España; 145.5790 extranjeros y nacidos en el extranjero; 29.748 españoles pero
nacidos en el extranjero y 15.581 ciudadanos extranjeros pero nacidos en
España.
Hoy se
publica que en estos 5 años de crisis económica unos 68.000 ciudadanos
extranjeros que ya eran habitantes de Aragón, se han marchado en busca de otro
territorio, otro futuro, que les acoja mejor y con más posibilidades. Mal dato.
De ellos 41.317 se han tenido que ir a sus países de origen, derrotados por la
crisis que no les ha permitido asentarse en sus territorios elegidos. Otros
26.745 han optado por irse a otras comunidades españolas o a otros países, y
sobre todo han elegido el cambio a Cataluña, Valencia y Madrid.
Aragón
debería ser más atractiva para las personas, con una economía industrial más
trabajada. Que permitiera más futuro productivo. Es el futuro y nos deberíamos
fijar más en lo sucedido desde principios del siglo XIX. En el año 1857 Aragón
representaba el 5,69% del total de población en España. En el año 1900 éramos
el 4,9%. En 1950 habíamos bajado al 3,89%. En el año 2013 ya somos solo un
2,87% del total de la población española. La mitad en porcentaje total que hace 150 años.