El Tubo zaragozano tuvo un esplendor imposible de entender hoy, cuando ya no queda casi ninguna de las marcas que le daban sabor y color. Por eso cuando también se nos van las personas, el sentimiento de final, es todavía más cercano. Figura inconfundible del paisaje urbano del Tubo, Hermínia Martínez Lines, conocida como popularmente como Serafina o, simplemente, la cigarrera del Tubo por el oficio que practicó durante 65 años en la céntrica zona zaragozana, ha fallecido a los 84 años de edad.
Herminia fue un personaje entrañable de Zaragoza que incluso trató de ser inmortalizada por el Ayuntamiento en un cabezudo que, sin embargo, nunca vio la luz. Su nombre saltó a la palestra hace un año, cuando fue acusada por contrabando de tabaco. Sin embargo, la Fiscalía acabó retirando la acusación contra ella tras un pacto alcanzado por el que un marido de su nieta acabó señalado como único culpable.
Su caso tuvo una gran trascendencia y superó la barrera judicial para llegar a la calle, donde la cigarrera encontró un gran apoyo de sus clientes de toda vida. Así, un grupo en Facebook abierto en solidaridad con su persona consiguió reunir a más de 2.900 personas. Serafina era madre de cinco hijos y ha muerto tras una enfermedad que finalmente ha podido con ella. Hoy el Tubo de Zaragoza está un poco más vacío. No es añoranza, es simplemente sentimiento de pérdida por unas calles que se han olvidado pero que eran conocidas en toda España por su calidad urbana y si hay dudas que se le pregunte a los mayores de 50 años. Y no sólo eran bares uno tras otro, eran calles que completaban el ocio de los años 40/80 de la Zaragoza ya perdida.
Imagen “prestada” de Carlos Moncín, textos (en parte) prestados por Heraldo de Aragón