Pocas ciudades podrían considerarse a priori menos amables
para el peatón que México DF, pero en cambio han inaugurado un monumento al
"Rey peatón" con la idea de ir trasladándola por todos los distritos de México DF
para que así la conozcan todos los vecinos y lograr así que se respete más a
los peatones y se tome conciencia de la importancia de ir convirtiendo las
ciudades grandes en más amables, más tranquilas, más lentas.
A las industrias les interesa vender coches, pero los
Ayuntamientos deben buscar en los espacios públicos —y las calles lo son— una
movilidad ordenada y rápida pero ajena en gran parte a los coches particulares.
Las ciudades hay que organizarlas con arreglo a las personas, a los peatones, y
no con la orientación urbana hacia el coche privado. Para ellos, para los
coches, se les debe dejar los cinturones de circunvalación, unas buenas salidas
y entradas desde las ciudades, pero nunca un acceso a los centros de las
ciudades o entre calles de barrios, siempre ordenando el urbanismo con
preferencia a los transportes públicos urbanos o sobre los peatones.
Efectivamente, el trabajo de los Ayuntamientos no es solo
reordenar el tráfico privado dificultando su acceso a los núcleos centrales de las
grandes poblaciones, sino sobre todo facilitar un buen servicio público de transporte
urbano, de calidad y asumible en el precio. Las buenas frecuencias, la amplitud
de líneas no muy largas, los precios bonificados y los billetes hora son los
puntos sobre los que hay que trabajar para lograr un servicio de calidad.