Por las calles zaragozanas, a veces más o menos escondidas,
nos podemos encontrar obras de arte efímero o arte callejero como este. Un
ejemplo maravilloso de frescura, de alegría compartida, de color y velocidad.
Está junto a un local de alquiler y arreglo de bicicletas en
el interior de la Ciudad Universitaria de Zaragoza. Pero es un encanto pasear
por el interior de toda esta gran zona verde, contagiarse de la juventud de los
estudiantes y ver trabajos como este, que dignifican el muchas veces gris urbanismo.