La heroína Agustina Raimunda Maria Saragossa i Domènech, nuestra
Agustina de Aragón no era de Zaragoza ni murió en Zaragoza, aunque nos llevaba
en el apellido y fue aquí donde tal vez por amor se comportó valiente y heroica
hasta dejar testimonio de que las mujeres son muy importantes en los momentos
cruciales de la vida.
Nació cerca de la Catedral del Mar de Barcelona y allí fue
bautizada, y casi adolescente se casó con un soldado, Joan Roca i Vilaseca,
que ya de cabo tuvo que participar en toda la Guerra de la Independencia, fuera
y desde Zaragoza.
Parece ser que cuando llegaba a las
defensas de El Portillo con la comida para su marido, se encontró con todos los
defensores heridos o muertos y ella misma se apresuró a disparar un cañón ya
cargado con el que consiguió engañar a las tropas francesas que corrían al
asalto creyendo que ya nadie defendía El Portillo.
Durante mucho tiempo se pensó que si
bien Palafox la había recibido y reconocido su valiente labor la había admitido
como soldado de artillería, por mucho que algunas voces posteriores decían que
la había nombrado subteniente, simplemente la nombre soldado pero sin confirmar
si el mismo Palafox era quien había dado la orden.
Pero no hace mucho se encontró un legajo con
información del Batallón de Artillería del Ejército de Aragón que pertenecían
al habilitado de Artillería Manuel Coleta.
Junto a esta documentación aparecían
papeles del Hospital de Nuestra Señora de Gracia y este Manuel Coleta que
parecía ejercer de Jefe de Personal apuntaba las nóminas que se tenían que
pagar.
En una lista aparecen los 97 soldados que habían sobrevivido al Primer
Sitio y hacia el final de la lista aparecía Agustina Zaragoza. Como no era
lógico que una mujer fuera soldado reconocido y cobrara por ello, el Jefe de
Pagaduría anotó al margen de la lista: “Por orden de su Excelencia”
refiriéndose al General Palafox.
Ya no cabe duda, Agustina Zaragoza fue
claramente reconocida por Palafox lo que le permitió el reconocimiento y el
respeto ya en aquellos tiempo y el posterior ascenso a sargento y luego a
subteniente. Ser reconocida como militar servía en aquellos durísimos años para
garantizar comida y ropa del propio ejército, que era en muchos casos la salvación.
La imagen que vemos arriba es de Agustina de Aragón en el año 1809 tras la derrota final de Zaragoza, pintada en un pequeño cuadro mientras estaba en Gibraltar, y que es propiedad de Ibercaja.