11.5.12

'Art-Studio Gustavo Freudenthal, Zaragoza 1906-1930', en Paraninfo de Zaragoza


El Paraninfo de la Universidad de Zaragoza en la Plaza de Basilio Paraíso acoge hasta el 24 de junio la exposición 'Art-Studio Gustavo Freudenthal, Zaragoza 1906 - 1930', la primera exposición dedicada al legado del fotógrafo Gustavo Freudenthal, que recoge 175 obras de este artista, uno de los fotógrafos más prestigiosos de su época en Zaragoza, donde pasó 42 de sus 79 años de vida.

Gustavo Freudenthal llegó en 1892 a España sin formación fotográfica conocida. Trabajó primero en el Estudio Fotográfico Napoleón de Barcelona, ciudad donde se casó en 1897, y desde el año siguiente en el gabinete madrileño de Christian Franzen, afamado fotógrafo de la aristocracia. En 1905 consiguió el título de «Proveedor de la Real Casa», lo que le facultaba para exhibir en su sello la corona de la Casa Real, y en 1906 tenía ya instalado su estudio zaragozano en el número 31 del Coso, donde permaneció hasta marzo de 1917, momento en que lo trasladó al edificio del Banco de Aragón, en el número 54 (actual 42) de la misma vía, en cuyo ático hizo instalar unas cristaleras que le permitían trabajar con abundante luz natural. Para entonces era ya cónsul  honorario de Alemania en Zaragoza.

En 1930, la familia Freudenthal-Portas se mudó a un chalet de su propiedad sito en la calle Orús y, por esas mismas fechas, Gustavo Freudenthal abandonó su actividad como fotógrafo y traspasó su estudio a Willy Koch, alemán afincado en San  Sebastián. En 1932 cesó como cónsul, viviendo desde ese momento como un ciudadano particular hasta su muerte, en plenas fiestas del Pilar del año 1948.

Gustavo Freudenthal fue reportero gráfico y director artístico de Heraldo de Aragón en aquellas fechas, sus fotografías ilustraron también otras publicaciones periódicas como ABC o La Ilustración Española y Americana. Además, por su cámara desfilaron miles de personas de diferente posición social y centenares de situaciones ciudadanas que él supo reflejar con especial maestría y singular elegancia. Al desconocerse el destino de su archivo, la paulatina recuperación de su legado es una tarea inacabada que esta exposición, la primera que se le dedica, ha pretendido impulsar gracias a la colaboración de numerosas instituciones y particulares.  Fuente Heraldo de Aragón