Entre los años 72 a.C. y el 82 a.C., es decir antes de la construcción de Zaragoza por los romanos, aunque ya existía un asentamiento íbero que conocemos como Salduie, tuvimos en Aragón (sobre todo) unas guerras duras y que afectaron mucho a las más grandes localidades de nuestro entorno, a las que se conocen con el nombre de Guerras Sertorianas.
Poco conocidas, es verdad, pues ni afectaron a toda España, y son más de 2.000 años desde entonces. Pero muy interesantes desde el punto de vista histórico.
Los romanos en su conquista de la península se encontraron con numerosas pequeñas guerras contra los habitantes de nuestros territorios. Lógico además.
El enviado de Roma para resolver todos estos problemas se llamaba Sertorio y de allí viene el nombre de Guerras Sertorianas. Y decidió poner su centro militar en la entonces llamada Osca o Bolskan, la actual Huesca, a la que convirtió en su principal centro de operaciones, donde acuñó moneda propia e instituyó un Senado paralelo al de Roma, formado por todos los itálicos perseguidos por los silanos (de Lucio Cornelio Sila Félix). Aquello no gustó a Roma en donde gobernaba con mano de hierro el tal Sila.
En realidad era una Guerra civil entre romanos enviados a España, que utilizaron a los ciudadanos de las zonas afectadas para utilizarlos como soldados para una causa o la contraria. Sertorio contra Cneo Pompeyo el Grande, quien finalmente ganó tras siete años de guerra.
Pero Pompeyo tras ganar en la península ibérica no quiso obedecer del todo a Roma, lo que volvió a tener que confiar en los españoles, para defender sus posturas con la ayuda de los diversos ciudadanos de aquella España, sobre todo Rioja, Aragón y parte de Lérida; y al final el enviado de Roma, Cayo Julio Cesar, ganó a Pompeyo aunque en esos años finales había sido ayudado por los aragoneses, lo que hizo que toda España se hiciera definitivamente romana.
En realidad parece ser que fue Sertorio quien más respeto tenía por los habitantes del Valle del Ebro desde la Rioja a la Lérida actual, y hasta casi Valencia sin olvidarnos de Huesca. Sin olvidarnos de guerras menores que se libraron por aquellos años en Baleares, Andalucía, Mauritania, Portugal o Castilla la Vieja.
Toda esta guerra (o suma de guerras) fue en realidad mucho más compleja e intentado simplificarla, seguramente con algunos errores. Hablamos de militares de fortuna en muchos casos, que se vendían o traicionaban, y cambiaban de bando o de ideas con excesiva facilidad. Tranquilos, hablamos de hace más de 2.000 años, ahora esto sería imposible. digo yo, o no.
Y hablamos de miles de muertos, con ejércitos que a veces superaban los 60.000 efectivos. Y hablamos también de la importancia del Ebro como frontera natural entre ejércitos en aquella época.