2.10.17

Zaragoza debe tranquilizarse y no caer en trampas

Mientras la Falange española se manifestaba en Zaragoza, en la Plaza de España a favor de no se sabe bien qué, pues su trayectoria histórica no sirve para entender su actual posicionamiento, en Cataluña la policía y la guardia civil producía 850 heridos en una jornada triste y absurda. ¿No hay otra forma de entender la política en el siglo XXI?

Recurrir a la justicia para resolver problemas sociales y políticos supone enterrar las posibilidades de diálogo. Con la justicia consultada y obligada a sentenciar nunca se puede dialogar. Cuando se ordena a la justicia que opine y sentencie, se cumplen sus decisiones, sin poder negociar entre las partes. Ya no cabe el diálogo. Si acaso saltarse las sentencias y restarle valor a su trabajo.

Es el entierro de la política. Es el ataque a la democracia básica, a esa democracia europea que tanto nos costó edificar. ¿Y ahora? ¿Quien sabrá devolver Cataluña a España?

Los presagios son muy negativos, pues el 2 de octubre se abre con declaraciones amenazantes de independencia, con nulidad clara de encontrar interlocutores válidos, con amenazas de elecciones generales anticipadas, con miedos sociales ante el futuro, con una huelga general en Cataluña que servirá para más tensión y brutalidad por todas las partes, con la sensación manifiesta de que desde Madrid no se está entendiendo el problema.

¿Qué futuro nos queda por escribir? La crispación en las calles de Zaragoza es excesiva. Los balcones no ayudan nada, hay que tranquilizar los ánimos y calmar las sensaciones. Se escuchan confrontaciones entre amigos, en algunas asociaciones zaragozanas, entre familias. ¿Es esto lo que queremos? ¿Quien dice que no tenemos responsabilidad cada unx de nosotrxs? Nuestra labor es ser exigentes con los que tienen la obligación de resolver los problemas, para que no creen nuevos. Y tranquilizar los ánimos, sin caer en la trampa de la violencia, de momento verbal.

Julio Puente