Árboles singulares de Aragón 3: Sabina de Villamayor y Sabina Pepe Cerdá
Nuestra señora de los Monegros, el día de su ofrenda de flores. Abajo, valle de los Cedros Sagrados, Alto Líbano cristiano, testigos de la progresiva desertificación y deforestación del bosque mediterráneo. Tienen la misma edad, unos 2.000 años.
Árbol mítico inicialmente para los zaragozanos, ahora para toda la Comarca Central que se está formado a regañadientes. Ubicado en ese bellísimo pueblo de ladrillo y airosas arcadas aragonesas, una de las huertas de Zaragoza todavía regada por el Gállego, mantenida el agua desde La Peña.
También es la puerta de los Monegros, y el lugar donde crea bellísimos cuadros hiperrealistas de su entorno el somontanense Pepe Cerdá. Me gusta mucho su obra y su pasión por opinar, que obviamente compartimos. Hoy toca entre su extensa obra su homenaje al entorno en que habita. Comparto no solo opiniones, y no solo a Emilio Abanto, sino que me estremece su sentido de la luz y los enérgicos brochazos que dan vida a todo lo que toca. También su etiqueta para Enate es la que más me emociona porque me parece elegantísima y por eso la disfrutamos otra vez.
Barranco Salado, impresionante bad-land a un paso de Zaragoza, hubo un momento que fue negro-carrasca y tras ser talado es el Valle de la Muerte.
Así, ya tenemos la sabina bimilenaria –la junípera- que parece que nació en tiempos de Augusto el segundo, no de César. Obviamente ha “visto” de todo, se salvaría milagrosamente por ser casi frente en la Guerra Civil pero no terminar de serlo.
Conforma un resto reliquia de lo que debió ser comienzo de los Montes Negros o Monegros, ese bosque de quercus que por negro fue fascinante y descrito en el Quijote. Antes de que se talara porque las sabinas eran nuestros cedros del Líbano, casi piedras, y se usaban como pilotes de carga en construcción y para la fabricación de galeones cuasi pétreos. La misma suerte corrió el bosque de Cedros Sagrados libanés, del que quedan pocos ejemplares protegidos, catalogado como Patrimonio de la Humanidad y que hermanamos con la sabina.
Esta sabina hay que traerla a colación porque entre las vivencias dolorosas que ha sentido, la última tiene relación con los últimos acontecimientos políticos. Cómo una fría ley puede suturar los anhelos de los vecinos de Villamayor de ser ellos mismos, pero cómo las fracturas sociales derivadas del centralismo finalmente se suturan. Puesto que la dación de participación es lo que cuenta, también a quienes no estuvieron de acuerdo con la segregación.
Y que se pueden finalmente integrar en la diversidad, como la estructura de participación que representa deporte y escuela consigue entre los niños, formado cuadrillas multicolores incluso en colegios católicos.
Por tanto, nuestra querida sabina, primer árbol protegido de Aragón, es un árbol a divinizar y al que volver para sosegarse y mirar hacia el futuro, comprendiendo y revisando el pasado y su potencia estética como en parte de la obra de Pepe Cerdá.
En definitiva, Villamayor alberga paisajes y botánica telúrica, lo que no ha quitado de la mano de CHA a que aspire a gobernar su futuro con voz propia.
Nos despedimos con alguna frase de mi querido Pepe:
La pintura es un vehículo que sirve para contar cosas, y yo soy de los artistas que siempre quiere dejar hablar a la pintura. Intento que la pintura, y sus matices, se vean antes que la cosa representada. Estoy con Goethe cuando dice: "Los ojos necesitan de la imaginación para ver".
Es un regalo. Es como torear con Curro Romero siendo un torero marroquí. (humorada de su felicidad por colabora con el ilustrador Pat Andrea).
05/10 Luis Iribarren