Existe una honda tradición de hispanistas en la Gran Bretaña, desde tiempos de la Corte Isabelina; fueron no pocos los británicos que se sintieron atraídos por nuestra literatura y nuestra cultura, lejos queda la publicación de la bibliografía de los libros de la literatura en lengua castellana que editó el diplomático Robert Beale.
Pronto se tradujeron las grandes obras de nuestra literatura del momento. El poeta escocés William Dummond tradujo al gran Garcilaso de la Vega y a Juan Boscán e inmediatamente las grandes obras de nuestra literatura se enriquecieron con la lengua de Shakespeare, el Amadís de Gaula, la Cárcel de Amor los Siete Libros de Diana, el Lazarillo de Tormes, la Celestina anduvieron, en versiones en lengua inglesa, por todos los rincones de las Islas Británicas.
Ese interés por nuestra literatura acercó a los británicos a conocer nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestra gastronomía y comenzaron los viajes para conocer la Península Ibérica, tan cerca y tan lejos, a la vez, de la cultura anglosajona.
Y las relaciones la España ilustrada, que la hubo, y la intelectualidad británica fueron constantes, ¡cómo no recordar a Lord Holland amigo personal de Jovellanos y benefactor de José María Blanco Crespo!, más conocido como José María Blanco-White.
Tanto es así que, tras la derrota de la Ilustración en 1814, miles de familias se exiliaron en el barrio londinense de Somers Town, llegando algunos, como Antonio Alcalá Galiano, a ocupar una cátedra de español en la Universidad de Londres.
Walter Scott, Lord Byron, Hugh Thomas, Paul Preston, Ian Gibson, Vicky Hayward son continuadores de esa tradición, de ese interés por nuestra literatura y nuestra cultura. No es casualidad que la primera sociedad de hispanistas a nivel mundial se fundara en Gran Bretaña en 1955.
Vicky Hayward es una periodista independiente con múltiples artículos y ensayos acerca de nuestras artes, nuestra gastronomía, en definitiva, nuestra cultura. Una prestigiosa hispanista que tiene una gran labor a sus espaldas de investigación en materia de gastronomía y de nuestra realidad y que vive en Madrid desde 1990.
La última actividad llevado a cabo es una investigación que se ha alargado durante más de una década en torno a la figura de Juan de Altamiras, situando sus recetas en el contexto histórico en el que vivió el cocinero franciscano almuniense pero pensando en el lector y el cocinero del siglo XXI, dando lugar a una obra que ganó el prestigioso premio Jane Grigson Trust en 2017
La cocina, la gastronomía es cultura y hay que situarla en el contexto histórico en el que se desarrolla y esa es la propuesta de Vicky Hayward, galardonada con el reconocimiento que concede la Asociación Aragonesa de Gastronomía.
Hayward, graduada en historia por la Universidad de Cambridge, ha contado con la colaboración de dos importantes historiadores en su labor de aproximación y estudio al siglo XVIII peninsular en general y a la figura de Juan de Altamiras en particular.
Toda esa labor investigadora ha dado lugar a una brillante publicación en la que aparecen las recetas de Juan de Altamiras (fraile franciscano, cocinero de los monasterios de San Diego y San Cristóbal en la provincia de Zaragoza), los comentarios y la contextualización hechos por Hayward y la introducción de esas recetas en la cocina contemporánea, con las que las recetas de Altamiras guardan un indudable parentesco.
La investigación se completa con múltiples encuentros con cocineros contemporáneos y todo ello hace que el “Nuevo Arte de la cocina, sacado de la Escuela de la Experiencia Económica”, editado en 1745, vuelva a ser una actualidad.
Este año se cumple el doscientos quincuagésimo aniversario de la edición que el propio Juan Altamiras tenía que aprobar y las investigaciones de Hayward nos revelan que los cambios legislativos de Carlos III obligaron a los editores a conseguir la aprobación del autor antes de reimprimir cada edición que se hacía.
Gracias a la investigadora Vicky Hayward contamos con un estudio de gran calidad sobre la obra del fraile franciscano y la cocina popular del siglo XVIII, poniendo de nuevo en valor esa obra y su aportación a la riqueza culinaria aragonesa, situando la obra en el contexto histórico en el que se produjo su publicación, su enorme influencia en su época y años posteriores y por qué tuvo lugar esa gran influencia y, también, por primera vez se traduce la obra al inglés, lo que permite abrir un gran abanico de posibilidades para el reconocimiento y puesta en valor de Juan de Altamiras y la cocina aragonesa a nivel internacional.
Jorge Marqueta Escuer.