Árboles singulares de Aragón 2: tilo frente al ayuntamiento de Benás
No nos hemos referido mucho a la Vall de Benás, pero procede precisamente hoy por coyuntura política. Tenemos una comarca que se denomina igual en Aragón y Catalunya: Ribargorza, nosotros, y Alta Ribagorça, al este del río-muga Noguera.
Parece poco concebible dicha homonimia en dos Estados independientes. Aunque casos hay, como el Alto y Bajo Karabaj, armenio-azerbaiyanos. El Kosovo serbio y albanés, pero aquí la religión es la que separa. Entonces, cada comunidad de propietarios o familia casada por amor es una frontera, no lleguemos a ese extremo con los catalanes residentes felices en Aragón…
Dado que Ribagorza, sin embargo y la elegimos como metáfora real, representa lo contrario: la historia común catalano-aragonesa.
El histórico Condado de Ribagorza que conformó Aragón no era una de las marcas condales catalanas, que empezaban en Urgell. Aunque la dinastía histórica condal inicialmente era Pallars-Ribagorça, posteriores avatares como la muerte del heredero de Sunyer Pallars (apellidos aragoneses relevantes se han transformado en Suñer y Pallerés) hicieron decantar la balanza hasta la incorporación del condado de Ribagorza al Reyno de Navarra, inclusivo del Condado de Aragón, reino independiente tras la muerte de Sancho III de Navarra.
En el blog hemos hecho pocas pero significativas referencias a este condado histórico. Este año nos dedicaremos más profundamente a él y a Gúdar-Javalambre.
Hemos elogiado la patata de Chía, la literatura y compromiso de Luz Gabás, hemos reflejado el encuentro de ajedrez de Benás –en la entrada de María Eizaguerri, promesa mundial oscense-, pusimos en valor las desconocidas “fallas”, patrimonio de la humanidad. Reconozco que no es suficiente.
Hablamos del puente de Pont de Montanyana, de Maurín en artículo muy leído, queda enfrentarse a Pau Donés, a Marcelino Iglesias, pulsar el sector chacinero grausino, hablar de azafrán y chocolate…
Ahora disfrutemos de todos estos temas y repensémoslos dando un paseo por la población objetivamente más bella de Aragón, Ansils.
Y aspirando a final de junio las flores del tilo de la plaza de Benás. Árbol casi tan sagrado y mágico como el de Gernika. Pues los dos reciben aurreskus a sus pies, simbolizan los primeros ayuntamientos que elegían lugares naturales o simbólicos para reunirse.
En Islandia, la falla tectónica que separa las placas de Europa y América que pasa por el centro de la isla, era aprovechada para administrar haciendas y pastos. Los primeros vikingos moradores se reunían en esta falla-sima-canal que se corre varios centímetros por año. Se llama Pingvellir, primer parlamento europeo.
En Benás, su tilo que ha recibido merecidísimo reconocimiento del Gobierno de Aragón como árbol singular, cada año crece casi un metro un día por la emoción, cuando es rodeado como eje del Ball de Benás cada 30 de junio que es el día… sí, de san Marcial, Marcel-lí.
Yo paseo y veo cada semana el estado de la Unter den Tilen zaragozana, de los tilos del Paseo Independencia que tanto sufren por el calor que reverberan las aceras. No sé a quién se le ocurriría plantar este delicado árbol en la estepa precalentada. Solo puedo decir que algunos están bien aunque envejezcan desde mitad de julio.
Me emociona más recordar el tilo plantado por mi abuelo en la huerta de Berdún, cuando se ocupaba de un cerrau próximo al río y le dejaban pastar sin pagar nada. Cada año bajo en junio a aspirar sus flores. Y como tengo sensibilidad sintoísta, siento que en esos muros espaldaus donde roncó mi abuelo y se calentó por el calor de sus ovejas, comiéndose su queso de cabra hasta contraer las fiebres maltas… y en ese tilo que nadie ha mutilado como sí lo hicieron con un ciprés que plantó en su huerto… está Adolfo Betés más que en ningún otro sitio.
Como las generaciones de Benás están en este tilo más que en ningún prado vendido para unifamiliares y diques que han encajonado el Ésera, aunque se queje y grite cada año más, una letanía ronca…
Dedicado al aragonés Joan Manuel Serrat, nuestro querido belchitano. Ante todo, un día como hoy, libertad de expresión y sintoísmo. Si es posible, nacionalismo constructivo por todas las partes, un árbol es mucho más que cualquier bandera.
21/10/2017 Luis Iribarren