Una muestra de que Aragón desde siempre es tierra de acuerdos y compromisos lo tenemos en nuestra historia. La Concordia de Alcañiz, acuerdo que vemos resumido en el texto de la imagen, fue un contrato que firmaron el 15 de febrero de 1412 los representantes de la Diputación General de Aragón, reunidos en Alcañiz, y de la Generalitat de Cataluña, reunidos en Tortosa, para establecer un procedimiento u «hoja de ruta» destinado a elegir al sucesor del Rey Martín I de Aragón “El Humano” a su muerte sin dejar herederos al trono.
En su artículado, los diputados del Reino de Aragón y los embajadores del principado decidían que fueran nueve comisarios en representación de toda la Corona de Aragón (distribuidos en tres grupos ordenados en tres grados, con tres miembros en cada grado, que representarían los intereses de toda la Corona, tres por Aragón, tres por Cataluña y tres por Valencia) quienes dispondrían de un plazo de dos a tres meses para elegir Rey entre los distintos candidatos, reuniéndose en la villa aragonesa de Caspe, para un proceso final de elección que sería conocido desde entonces como Compromiso de Caspe.
La Concordia de Alcañiz fue importante porque describía el protocolo utilizado para nombrar Rey heredero, en un periodo tasado de tiempo y con unas normas escritas, ya que desde la muerte de Martín I el Humano el 31 de mayo de 1410 habían transcurrido más de veinte meses sin que las instituciones y poderes fácticos de los Estados de la Corona hubieran podido fijar un proceso definitivo para decidir sucesor.
Al final fue elegido Fernando I de Trastámara y Antequera, hijo de Leonor que era hermana de Martín I de Aragón, de origen aragonés y sobrino del Rey fallecido.
Texto de Julio Puente e imagen de Jorge Marqueta