Ana y Oscar tal vez fueran vecinos de Vadorrey, parece ser que en algún momento se quisieron o se gustaron.
Y lo dejaron escrito en un árbol con una navaja.
El árbol creció y creció y los nombres se siguen leyendo por Vadorrey sin saber si aquellas personas siguen tan juntos en los caminos como en el árbol.
Ana por Oscar. Casi seguro que Oscar por Ana. ¿Y ahora?