Las casas colgadas de la antigua judería de Tarazona forman
una curiosa demostración urbana del aprovechamiento en la antigüedad de las
diferencias orográficas para ir construyendo una ciudad alrededor de sus
defensas naturales, en este caso aprovechando el montículo que ejercía de
castillo natural a Tarazona y edificando alrededor de todas sus laderas,
envolviendo a La Zuda que sería el actual Palacio Episcopal.
El barrio judío de Tarazona era muy amplio y hoy se conservan
gran parte de sus calles y trazados. Pero hay que destacar que gran parte del
conjunto necesita una restauración urgente para salvar el deterioro habitual de
una zona que ha logrado mantener durante siglos la señal de una particular
forma de convivencia entre religiones.
Esta forma de construir edificios envolviendo el monte
ofrecía la gran ventaja de que se crecía en seguridad exterior mientras que en
el interior de la ciudad se aumentaba el número de viviendas. La parte
posterior y externa de estas viviendas que vuelan sobre el muro natural son las
que hoy conocemos como casas colgadas de Tarazona. Son dignas de mención porque
están construidas en saledizo y en España únicamente se encuentran en Cuenca y
Tarazona. En ellas residía la nobleza de Tarazona.