Nuestros ríos siguen siendo noticia. ¿Qué
hacer con nuestro Ebro para salvaguardar su cauce y evitar que este se
desborde e inunde campos y casas? Difícil dilema. Por un lado los afectados
reivindican la limpieza y el dragado del rio Ebro en su cauce para evitar que
el agua inunde sus campos y casas. Así de claro lo dejaron en la manifestación
en Zaragoza que sirvió también, para darse a conocer como asociación de
afectados, ASIRE.
Gentes llegadas también de otras comunidades
reclamando esa limpieza. Manifestantes que han sufrido cuantiosas pérdidas
en pueblos, campos y granjas y ahora desconfían de que las ayudas
prometidas les lleguen. Mientras, lejos de esa solución, científicos expertos
(Ciref) rechazan el dragado por ser inútil, ineficaz y costoso, asegurando que
habilitar un territorio fluvial junto al rio y retranqueo de las motas es la
solución.
Otro de los problemas que sufren nuestros
ríos se encuentra en el Gállego y el lindano. Insecticida organoclorado
que dejó Inquinosa al abandonar la fábrica sabiñanense de miles de toneladas de
esa sustancia tóxica. Pasados 37 años desde el comienzo de los vertidos, el
problema sigue latente. Principalmente en épocas de lluvia en la que los
residuos poco solubles en agua, poco volátiles, persistentes y poco
biodegradables se mezclan con las aguas del Gallego infectándolo, aguas de uso
de boca para las gentes y campos de la ribera.
Parchear hasta hoy ha sido la solución de
nuestros gobiernos. Se requiere un plan integral, en vez de soluciones de
emergencia con un alto coste cuando han sido atropellados por los sucesos.
Parte de nuestra economía aragonesa está basada en la agricultura y ganadería,
y lo que es más importante eliminar el riesgo para la salud.
Daniel Gallardo