Podríamos tener dudas, pero es Aragón. Podemos ver que tenemos vía a la izquierda que sirve, como tenemos la vergüenza de ese tren chiquitito y de juguete que nos lleva todos los días hasta Canfranc pero no siempre parando en todas las estaciones. Podríamos enseñar las estaciones cerradas pero no merece la ocasión hacer más leña. Incluso se podría mostrar como los arreglos de la estación los han destrozado los vendedores de barandillas de acero inoxidable que saben arrancar de tirón todo lo que vamos dejando sin custodiar a un kilómetro de los centros urbanos rurales. Pero tampoco es eso. Para sentir pena ya vale con enseñar este trozo de vía al que le han ido arrancando todos los gruesos tornillos y que poco a poco se van llevando para vender a peso. Efectivamente es Aragón, pero cada vez menos.