A un
servidor, en términos generales (digo en términos generales, pues cada uno
tiene su particular sentimiento de pertenencia), nunca se le podrá tachar de
patriotero vocinglero, si acaso, de intentar trabajar por defender la
dignidad de las aragonesas y aragoneses
y del pueblo en que se integran, ya que ellos son los portadores únicos de su decisión de querer ser.
Por
otra parte, tampoco soy nada aficionado a compartir consumismo en esos días
festivos “ad hoc”, impuestos por la economía de mercado y los intereses
de las grandes superficies comerciales, dicho lo cual, me gustaría compartir una reflexión sobre la conmemoración
del Día de Aragón de 2015 en esta Zaragoza nuestra.
Considero
que es indigno convertir dicha celebración en una especie de componenda
compartida con la festividad pasada del cinco de marzo, por mor de intereses de
los que cada parte interviniente deberá responder; de un lado al Gobierno de la
ciudad y de otro, la Federación de Barrios, amén de los distintos intereses de alguna
que otra empresa privada sustentadoras de la intendencia de dicha fiesta.
Siempre
he sido partidario, en su caso, de conmemorar las celebraciones en el día que
corresponde, si bien, puede ser comprensible que en la sociedad actual, por
diversos motivos, hay ocasiones en que se busca otro día lo más cercano posible
y que menos distorsión conlleve a la ciudadanía y a la propia celebración, pero,
lo de celebrar la "Cincomarzada"
¡50 días después!, y además solapándola con el Día de Aragón, me
parece que raya en la indecencia política, tanto por parte de quién lo
ha solicitado, como de quien lo ha autorizado.
Considero
que el 23 de Abril, Día de Aragón, instituido por las Cortes de Aragón como fiesta "perpetua, guardada, observada
y celebrada solemnemente" en 1461 y que adquiere el rango de Ley el
16 de abril
de 1984,
cuando se declara festivo en todo el territorio aragonés, independientemente de
los sentimientos de cada cual, nunca se debería
desvirtuar por intereses mezquinos de ningún tipo, ni siquiera lúdico-festivos ajenos al sentido que tiene dicho día.
Mal precedente que, como aragoneses, deberíamos repudiar y denunciar.
Solo un país que sea respetado por sus propias autoridades
y su ciudadanía, obtendrá el respeto y
la consideración de los demás.
Antonio Angulo Borque