Imagen de la portada de Heraldo de Aragón |
El Día de Aragón sigue siendo un ejercicio apagado o a media luz de nuestra realidad. Es como si a los aragoneses nos diera miedo celebrar lo básico y lógico, un simple Día de Aragón, para comprendernos, para reconocernos y valorarnos. A los poderes fácticos (esos que casi no vemos pero que mandan mucho, aunque no los elijamos en votaciones) les debe dar la sensación de que un Día de Aragón es peligroso, que hay que hacer un pacto no escrito de quitarle importancia y transformarlo.
Y en la trampa caemos todos, pues nos enseñan a tropezar mil veces y a no dar importancia a aquello que estos poderes escondidos quieren que obviemos, olvidemos, orillemos. Así les va mucho mejor en sus gobiernos particulares donde el objetivo es el beneficio.
Incluso se da la paradoja que la inmensa mayoría de aragoneses creen que los poderes fácticos no existen en ARagón, que somos tan pequeños que no se fijan en nosotros ni para eso. Bueno, es otro ejercicio básico para ser un buen poder. Pasar desapercibido. El caso es que el Día de ARagón lo mezclamos, lo convertimos en el Día de San Jorge o en el Día del Libro o en el Día de la Cincomarzada. La portada de Heraldo de hoy es significativa. En MUY grande y en negrita el texto de San Jorge. Y en mucho más pequeño y en tipografía fina Día de Aragón. Pero no me hagáis caso, debe ser que veo fantasmas.
Julio M. Puente Mateo