Iba esta mañana en el tranvía en mi Zaragoza —efectivamente a tope— y
recapacitaba sobre el gran negocio que ha realizado la empresa mixta con este
servicio. Le ha (y nos ha) salido redondo. Pero no goza de la tranquilidad de
los tranvías de antaño. Incluso a veces ni de la comodidad.
En Plaza España se han quedado varios jóvenes en el andén al
cerrar la puerta sin lograr subir y había sitio, pero las puertas se cierran a
unos determinados segundos y no sé bien si el conductor puede o no rectificar
esos tiempos. Pero ellos se han quedado en tierra por no atreverse a poner el
brazo entre la puerta. Arriesgado asunto si no se está seguro de si actúa como
los ascensores.
Todos sabemos que el tranvía está saturándose y que es a
costa de restar servicio a los autobuses. Es decir, bien para unos, mal para
otros que empiezan a apurar los tiempos de sus reformas al lamín de que ahora
es más costoso para todos el acuerdo con el Ayuntamiento hasta que se normalice
todo el servicio con el nuevo contrato.
Y de salida el Alcalde se atreve a decir que para el 2015
adjudicará la Línea 2 del tranvía. Asunto complejo pues hay que sacarla a
concurso y se pueden presentar al mismo todas las empresas del mundo mundial
que quieran. Podría darse el caso de que no fuera la misma empresa que la Línea
1. Curioso pero real el asunto.