El Real Zaragoza de fútbol masculino ha bajado a Segunda División.
No es grave, es duro pues representa algo más que un simple equipo deportivo. Y
lo peor no es que baje por tercera vez en 12 años sino lo que queda de poso debajo de esta pérdida de categoría.
No hay afición suficiente, no hay equipo deportivo, no hay jugadores
ni entrenador, no hay directiva ni presidente si acaso dueño, no hay campo
moderno, no hay dinero, no hay jóvenes canteranos, no hay moral, no hay futuro.
La deudas esperarán un tiempo tras la bajada de categoría en
otra forma tramposa de entender esto de los equipos que malgastan sin control,
pero no se ve luz suficiente capaz de alumbrar futuro.
Era inevitable y a
partir de ahora o se construye de nuevo todo o se perderá incluso los derribos
y las graveras. Triste día para el Real Zaragoza y para el deporte zaragocista. Y debemos recordar que como poco el Real Zaragoza representa a nuestra ciudad en muchos foros deportivos por una trayectoria histórica de muchas décadas.