Durante
muchas décadas al visitante le ofrecíamos con la misma facilidad la visita a El
Pilar y a La Seo, en un conjunto de plaza enorme y llena de lugares para
disfrutar del arte. Con la renovación y restauración de La Seo vino pagar por
entrar y dificultar las visitas de los turistas que muchas veces también buscan
la ciudad fácil y amable, la que muestra sus encantos y bellezas sin añadidos
económicos.
Crece el
turismo en Zaragoza, pero seguimos sin aprovechar todos sus encantos y
posibilidades, a veces muy dispersos y poco promocionados. Somos ciudad de
museos, de exposiciones, de congresos, de gastronomía, de urbanismo moderno y
antiguo, de mudéjar, de historia, de parques, de ríos y agua, de fiestas
religiosas y lúdicas, de salas de fiesta.
Pero hay que
trabajar más la cultura constante, cuidar sin descuido las orillas del Ebro,
resolver el transporte desde el aeropuerto, terminar de una vez El Tubo, crear
al menos un mercado “diferente”, potenciar el casco histórico, posicionar mejor
el Centro de Historias y el Pablo Serrano mientras se programa sin descanso La
Lonja, el Palacio Sástago y el Pablo Gargallo, crear una red de arte
contemporáneo y el tan esperado museo contemporáneo que nunca llegará,
reprogramar más contenidos de fiestas pensando también en los visitantes
ocasionales, crear una red de habitaciones hosteleras a precio competitivo con
independencia del número de estrellas uniendo calidad y precio.