Zona urbana antigua de la ciudad de Marrakech |
Casi todas las ciudades de nuestra actual organización social mundial se basan en tres criterios muy antiguos que se mantienen en los siglos. Son tres formas muy repetidas de ciudades que en realidad son las que sustentan tres formas de sociedades claramente diferentes aunque no lo parezca tanto.
La ciudad clásica, que bebe como formas más conocidas pero con variables actualizados de las ciudades griegas y romanas, ciudad abierta a la calle, a sus plazas, ciudad urbana y con fachadas, llenas de entretenimiento y capacidad de abrazar a sus habitantes en la calle y de la que hoy es claro ejemplo cualquier ciudad de España. Ciudad donde se mezclan con las viviendas todos los lugares de uso común, de ocio abierto, de reunión, pero manteniendo casi siempre la plaza, el foro, como lugar de encuentro. Ciudad que sobre todo quiere ser urbana y que se logra separar del “campo” a costa de murallas o de cinturones industriales.
La ciudad anglosajona, más integrada en el medio natural, con mucho menos uso de sus calles pero sobre todo mucho menos de sus ágoras, de sus plazas, de sus lugares comunes, de sus locales de ocio público e integrada en sus particulares jardines o con sus grandes extensiones de terreno que separa a las viviendas, ciudad horizontal donde la fachada no es importante y donde se mezclan industrias con edificios de hogares de baja altura, agrupando en otras zonas casi encerradas pero céntricas todo el comercio o la parte inevitable de esa vida en comùn, sean servicios, iglesias, locales administrativos o lugares inevitables de reunión pública. Es una ciudad integrada en el medio natural, en el “verde” y que vive pisando más la tierra que la anterior, que hoy casi solo pisa el asfalto.
El tercer modelo de ciudad sería la árabe o musulmana, que es una agrupación de casas cerradas, de callejas que se han ido torciendo según crecían las viviendas sobre ellas, sin fachadas pues todo el lujo lo contienen los interiores de las casas, ciudad de sucesión de iguales edificios en su exterior que nos ofrecen auténticos palacios mínimos en forma de hogar una vez que se logra entrar en las viviendas, donde el patio o al amplio salón sigue siendo un lugar de reunión pero no público sino privado. Ciudad horizontal pero con un crecimiento más controlado y no con grandes diferencias entre ellas.
Efectivamente quedan sin clasificar diversas formas de ciudades nacidas del caos, de la necesidad, del crecimiento desmesurado por necesidades sociales o incluso formas de ciudad más primitivas que se han logrado mantener hasta hoy.
El ejemplo más fácil y cercano de ciudad clásica sería Zaragoza.
El ejemplo más sencillo y cercano de ciudad anglosajona donde se mezcla la horizontalidad y el engranaje casi caótico de industrias y viviendas separando en núcleos claramente encerrados su vida comercial o cultural podría ser Birmingham.
El ejemplo de ciudad árabe que todavía mantiene en su zona vieja todas sus particularidades sería Marrakech. En España tenemos ejemplos ya desvirtuados de este tipo de como pueden ser Córdoba, Toledo o incluso Longares, pues ya el comercio ha roto fachadas y ha logrado abrirse a la calle.