Sale Rudi —Luisa Fernanda—, mucho más en los papeles esta semana pues sabe que
con el déficit la ha pringado de lo bien y hay que disimular. Dimiten, cesan,
cambian, recortan, vuelven a recortar, modifican caras de segundones, pero las
cuentas no salen. Rudi sabe que está tocada por esto, pero poco. Es como un
empujón en la fila de la compra, nada serio. Ella no es Esperanza y no huirá
despavorida por que un guarda desde Madrid le haya dicho que se ha pasado con
los gastos. Recortará con las tijeras otro poco de aquí y de allá y punto
pelota.
Efectivamente el recorte para ajustar el déficit lo
notaremos los aragoneses. Aunque ella y todos sus vecinos de despacho saben que
el problema no son los gastos desmedidos sino los ingresos menguantes. Pero
para ingresar más hay que acudir a la casa de los que SI tienen para pagar y
eso, ¡oh, dios!, a esos no, que son amigos.
Nada, otro tirón a la sanidad que está muy mal y no se
notará que esté peor, otra patada a la educación que para eso están los curas y
las monjas, para que se pueda elegir, y otro golpe vario a la Universidad y al
Plan Impulsa, que efectivamente ahora si, será un Programa Impulsa de verdad.
Eso sí, hacia atrás. Quedaremos impulsados hacia atrás.
La viñeta de Postigo, como siempre, genial y perfecta.