El turismo
interior, el turismo que consumimos los españoles está en horas bajas, ayudado
por la crisis pero también por una mala planificación, por errores de bulto,
por abusos, por no saber adaptarse a las nuevas realidades.
Zaragoza y Aragón
no es ajena a estos problemas o incluso sufre más que otras zonas por su
particular manera de entender el turismo en nuestros territorios. Nos basamos
en un turismo muy estacional, con nieve en el Pirineo y Teruel, con algunas
pinceladas de turismo cultural, con algunos lugares que siempre son fijos en el
turismo constante, pero poco más. No se edifican procesos que ayuden al turismo
desestacionalizado, no se cuida la nieve ni el Pirineo como un activo turístico
de primer orden, por varios motivos que se mezclan pero que logran un resultado
gris, con unas políticas turísticas sin orden ni concierto.
Los precios
no ayudan, la saturación de plazas hoteleras de calidad media y alta inciden
sobre los precios, no hay acompañamientos en cultura, arte o entretenimiento
suficientemente potenciados, no sabemos explicar la gran calidad de nuestra
gastronomía, no ofrecemos alternativas suficientes al turismo básico de nieve y
ciudad.
Los aragoneses
viajan mucho fuera de Aragón, incluso fuera de España, pero no tantos conocen
su propio territorio, por diversos motivos entre los que las comunicaciones son
parte importante. Pero curiosamente todos debemos plantearnos qué estamos
haciendo mal, cuando muchos aragoneses se desplazan a otros países a ver
lugares de parecido o menor interés que los que tenemos entre nosotros,
asistiendo a eventos de menor importancia y facilidad que los que se podrían
ofrecer en Aragón.
No existe una
marca de turismo aragonesa que no sea la nieve, altamente peleada desde nuestros
propios vecinos, que nos ofrece debilidades que debemos rectificar. El caso de
Candanchú es la punta de un problema que puede ir en aumento. Pero tampoco en
Zaragoza se están haciendo las cosas bien, con un parque de hoteles de gran
calidad que ni aun bajando los precios medios logran un turismo aumentado. Se
salvan por los grandes eventos, ferias y convenciones.
Aragón y
Zaragoza sí pueden mejorar su turismo y debe aprender que es una gran actividad
económica que ayude en tiempos complicados. Tenemos casi todo lo necesario,
pero no sabemos coordinarlo ni ponerlo abierto para que se pueda ver con
claridad.
¿Un ejemplo?
Zaragoza debería ser una ciudad con TODOS los museos gratuitos y abiertos
libremente, en donde se sirviera además de sus contenidos un valor añadido que
ayudara a que el turista decidiera entrar en ellos. En algunas ciudades de
Marruecos te sirven un té gratuitamente cuando se entra a ver su contenido. Un
pequeño vaso de vino de cada denominación de origen según museo ayudaría a que
se visitaran los museos y se conociera mejor cada producto aragonés. Vender que
Zaragoza es una ciudad cultural abierta, ayudaría a que se visitaran más
nuestros territorios. Sí, todo cuesta algo de dinero. Pero hay que medir cuanto
se invierte y cuanto se recoge.