Tras un paseo
por el centro de Zaragoza, lleno de personas que deseaban disfrutar de una
tarde de Navidad, he tenido que esperar el autobús de la línea 21 durante un
buen rato enfrente al Teatro Principal. Y he recordado que tenía alguna imagen
de esta zona del Coso central, con un Teatro Principal con fachada diferente a la
actual pero mantenido en su lugar desde siempre.
Los tranvías,
los coches, las personas paseando por el centro de la calle y las tiendas, nos
resultan hoy simpáticas y curiosas. Pero es nuestra Zaragoza en el inicio de los
años 30. Si, han pasado 80 años que nos parecen muchos o pocos, depende de la
edad que ya vayamos acumulando, pero no deja de sonreírnos recordar una vieja
Zaragoza hoy imposible. Hermoso tiempo que trajo al poco dolor y parálisis.