En esta imagen y como continuación a mis entradas anteriores sobre la Línea 2 del tranvía de Zaragoza, podemos ver en rojo la que podría ser el trayecto de esta Línea 2, casi circular, y en amarillo parte del trayecto de la actual Línea 1, en su zona más céntrica y donde se cruza con el proyecto de Línea 2.
Cualquier nueva línea de tranvía debe cruzarse al menos dos veces con los actuales servicios, para poder incorporarse desde cocheras o para facilitar la gestión de averías, pues los edificios de cocheras (en Zaragoza dos) deben ser accesibles con facilidad desde cualquier trayecto.
Hay que entender el concepto de futuro de todo sistema de transporte urbano en la grandes ciudades. Ya no es posible acercar en exceso el sistema de transporte al ciudadano, sino más bien, lograr que el ciudadano se tenga que acercar hacia el sistema de transporte. Es un concepto complejo de asumir en un principio, pero inevitable cuando las redes de transporte se convierten en complejas y hay que utilizar con mejores criterios las grandes avenidas de las ciudades y dar servicio a los barrios y zonas importantes de intercambiadores, más que a las calles. Es un problema sobre todo de eficacia y coste, de tiempo de servicio. En algunas ciudades se crear servicios interiores de microbuses para los barrios o para comunicarse con las zonas de influencia vecinas, cuando estas son amplias.
En cuanta a la rentabilidad del servicio de tranvía hay que tener en cuenta que una sola línea es imposible de asumir a largo plazo. Gran parte de los gastos de inversión son los mismos para una línea o para tres líneas. E incluso parte de los gastos fijos de explotación son también los mismos para una o para cuatro líneas de servicio. Todo lo que no sea optimizar costes de servicios supone una de las dos alternativas. O peor servicio o coste de este más elevado. No hay otras alternativas. La buena gestión se sobreentiende.