La sensación de suciedad es siempre algo relativa, pues por desgracia parece que uno se va acostumbrando a ello.
Me lo parecía, me parecía que Zaragoza esaba sucia, pero hoy me lo han confirmado unos amigos que estuvieron viviendo en Zaragoza en los años 90.
Les ha parecido la Zaragoza actual más sucia que aquellos años. Una sensación más que una realidad que se pueda señalar por algo en concreto.
Parecer también es una realidad si se multiplica la sensación. Algo hay. Los suelos, los parques menos cuidados, que los pavimentos en algunas zonas sean una mezcla de varias etapas de reformas, que la señales de tráfico estén con pegatinas de bobos, que las papeleras estén más llenas y menos limpias. No es nada globalmente señalable. Es la sensación.
¿Debe una ciudad como Zaragoza soportar los enormes cubos de basura en sus calles eternamente?