Restauración del claustro
de la catedral de Roda de Isábena.
Lux ripacurtiae: tesoro de Roda
Pues sí, como dice esta comarca,
la gran desconocida de Aragón con el Maestrazgo, Ribagorza es Naturaleza, es
Aventura, es Gastronomía y es Cultura.
Es naturaleza porque presenta el
Pirineo aragonés en su estado más magnífico y con todavía neveros, pudiéndose
en ella volar, bajar cañones y albergar todo tipo de eventos ciclistas y
pedestres. Y es también aventura, llevando a sus límites la comunión con la
naturaleza. A mí me gusta simplemente ver el Turbón, asilado y magnífico, es un
monte catedral, como la Peña Montañesa u Oroel.
Es gastronomía, porque la patata
de Chía, la escuela de Guayente de hostelería, las chacinas y trufas de Graus y
los guisos con setas del país y chocolate rayado a lo Bigorre, la dotan de
singularidad. Emparentando a su gastronomía más con la de la lejana Borgoña que
con la andalusí y judía del Bajo Aragón, el reino de la berenjimiel frita en el
mejor aceite del mundo calidad-precio.
Y fundamentalmente es cultura,
derivada del condado histórico frontero entre marcas, consolidada por su
ubicación de puerta de un Pirineo que no presentaba interés para al-Andalus.
La joya románica más interesante
de Aragón, con la catedral de Jaca, en ella se cobija. Debería divulgarse como
singular a escala europea pues las catedrales de Jaca, Seu d’Urgell y Ripoll,
la trinidad románica principal, al estar sitas en capitales importantes, no
tienen ese carácter de pequeño rubí que tiene Roda. Son y fueron más grandes,
de ciudades capital.
Lo que es insólito en la historia
de Aragón es que se mantuviera una catedral en una población de 60 habitantes
cuya sede municipal está en otro, Puebla de Roda, que tiene los servicios. Y no
se trasladara a Graus como paso previo a Lérida, tras su reconquista.
El bellísimo y lugar escuela de arquitectura popular
Serraduy, municipio de Isábena
Ello ha supuesto que una parte de
su patrimonio que podría dar lugar a un museo tan interesante como el Diocesano
de Jaca esté en Lérida. Además de que era una bicoca para que entrase como
entró Erik el Belga, al que dedicaremos un aragonesxs, que se llevó nada menos
que la silla de San Ramón en el no tan lejano 1979.
Se va a adecentar el bellísimo
claustro de Roda, tan sencillo pero un lugar público que estremece en su
belleza y simplicidad. Se le van a quitar aditamentos, devolviéndole
autenticidad románica.
Excelente ocasión para volver a
Roda, y conversar con los escasos jóvenes del valle del Isábena en Puebla de
Roda, donde se come muy buen condumio modo llonganissa a la brasa, si puede ser
de carrasca.
15/01/2018 Luis Iribarren