Decía George Ward “El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas". Y digo esto por la exultante escenificación del actual momento que vive Aragón, según el presidente Lamban en su discurso de fin de año, desde el monasterio de Sijena.
Otros no tienen la misma opinión optimista del actual presidente. Más pesimista es la visión desde la bancada derecha de nuestro hemiciclo en donde hablan de fraude, autocomplaciente y falta de interés. Los partidos de izquierda, quizás más realistas, dicen que su discurso pecó de exceso de optimismo y que le faltó una mayor reivindicación.
Tampoco ha sentado nada bien en la comunidad vecina la exhibición de los bienes a través de las cámaras, durante su discurso. Los medios catalanes nos han tildado de "acomplejados”, de que "en Aragón no ha pasado nada más importante que lo de Sijena en todo un año". El diario “El Segre” ha comparado al presidente aragonés con el norcoreano Kin Jong-un, y, en las viñetas del otro diario ilerdense “La mañana” en sus viñetas, se ha encargado de ridiculizar a Aragón.
Mientras, sigue el continuo pataleo, incluyendo amenazas e injurias y continuos recursos a pesar de una sentencia judicial rotunda y clara, el ministro de Cultura del Gobierno de Rajoy y conseller de la Generalitat por la vía del 155, Méndez Vigo ha autorizado a la Generalitat dos recursos de casación ante el Tribunal Supremo en contra de la devolución de los bienes aragoneses.
Vuelve a encogérsele el ombligo en este tema al señor Ministro de Cultura, a pesar de ser una sentencia definitiva. ¿Por qué lo hace? Tampoco entiendo que el Partido Popular aragonés se decante a favor del ministro de su partido, a pesar del desagravio que supone para la gran mayoría de aragoneses su demostrada parcialidad. ¿Cómo pueden justificar esto en Aragón?
Si no remamos todos en la misma dirección, difícil será que otros nos respeten.
Daniel Gallardo Marin