Me trastornan para bien los
escritores nórdicos. Muy corto de familia, con nada que celebrar más que la muy
buena salud de mi madre –que no es lo de menos-, en Navidad y desde antes me
suelen llevar los dedos y los ojos a elegir a Mankell como compañía. A
sumergirme en investigaciones que transcurren en lóbregos y solitarios paisajes
suecos, donde la gente desconocida se trata de tú, donde hay una visión siempre
descarnada del ser fronterizo y del paso del tiempo.
Me parece también preciosa la
poética del fantástico poeta paisajista y profeta en su tierra, el nóbel Transtomer, del que os
comparto un bello poema de invierno que todos los aragoneses con origen en la
helada montaña hemos pensado o sentido alguna vez:
El sol estaba alto sobre el hielo, volando por el lugar,
caliente y frío
a la vez.
El viento avanzó lentamente como si empujase un cochecillo de niño
frente a sí.
Las familias salieron, vieron cielo abierto por primera vez
en mucho tiempo.
Estábamos en el primer capítulo de un relato muy intenso.
El resplandor del sol se adhería a todos los gorros de piel,
como el polen a los abejorros,
y el resplandor del sol se adhirió al nombre INVIERNO
y se quedó allí hasta que el invierno hubo pasado.
Una naturaleza muerta de troncos, en el lago, me puso pensativo.
Les pregunté:
«¿Me acompañan hasta mi niñez?» Respondieron: «Sí».
a la vez.
El viento avanzó lentamente como si empujase un cochecillo de niño
frente a sí.
Las familias salieron, vieron cielo abierto por primera vez
en mucho tiempo.
Estábamos en el primer capítulo de un relato muy intenso.
El resplandor del sol se adhería a todos los gorros de piel,
como el polen a los abejorros,
y el resplandor del sol se adhirió al nombre INVIERNO
y se quedó allí hasta que el invierno hubo pasado.
Una naturaleza muerta de troncos, en el lago, me puso pensativo.
Les pregunté:
«¿Me acompañan hasta mi niñez?» Respondieron: «Sí».
La soledad e insondable naturaleza y silencios suecos hace de
Transtomer, en mi opinión, el mejor compositor de haikus europeo. Vamos a
emularle con respeto, inspirados en imágenes de un Aragón gélido y nórdico, por
mor de los vientos-Wallander. Será mi felicitación de este año para todos
vosotros:
Escarcha y pinos // Sombras de aguja y seta // Se han imprimido
-Pinares negros
de Gúdar, límite sur de los pinos escandinavos-.
Señor del cierzo// Mil lágrimas de hielo // Riegan el suelo
-El Dios Moncayo,
padre espiritual y señor del clima de casi todo Aragón. Dador de dolor y
fecundidad, carga el aire fagüeño del suroeste que es cuando más llueve-.
Frontera oscura// La becada se oculta // Sombras de niño
-El Dios oscense
solitario, hacedor de climas, es el Turbón. Un monte que, como el Moncayo lo
tiene todo.
Ahora y para
animaros a su lectura, compartiendo con vosotros la dificultad y grandeza y no
ligereza del haiku en manos europeas, como excepción que hace la regla en ese
país con tantos suicidios como los que debería tener España si no lo impidiera
el paternalismo católico, este monumento de Transtomer que resume todos y cada
uno de los artículos de todos los colaboradores de esta inolvidable página de
vida.
Vidas mal escritas:
la belleza persiste
como un tatuaje.
la belleza persiste
como un tatuaje.