Hoy las aguas
del Ebro vuelven a bajar por Zaragoza con fuerza y exceso, algo habitual en
estas épocas y que no debe extrañarnos. Pero si debemos tomar medidas para
limpiar cauces, resolver responsabilidades de ese cuidado constante, pues el
Ebro además de amigo y de una gran riqueza, puede ser también violento y cabezón y
sus problemas pueden inundar a muchos vecinos de Zaragoza.
Ahora nadie
se hace responsable de limpiar el cauce del río Ebro a su paso por la ciudad.
Puede ser la CHE, la DGA, el Ministerio de Fomento incluso, mientras todos
miran al Ayuntamiento para ver si se reblandece y saca la mojama. Curiosamente
todos tienen excusas de mal pagador para decir que ese trozo a ellos no, si
acaso el otro, pero el todo a nadie.
El Ebro a
partir de mayo necesitará una limpieza muy importante, un análisis de sus
fondos muy serio para tener documentos que sirvan diagnosticar sus condiciones
actuales tras muchas obras en los años 2000, y necesitará como no, un pagador y
un responsable. Alguien es el responsable, aunque ahora mire hacia el suelo
buscando esconder la cabeza para no ver la factura.