Ayer salió mi nombre en los medios de comunicación de mi ciudad. Es lo que sucede cuando
no controlas todo. No estoy de acuerdo con lo publicado, yo nunca daría
importancia a un asunto de aceras o de obras menores. Nunca lo haría público
pues esos asuntos se tratan donde se deben tratar, en Comisiones de Urbanismo
como así lo he hecho. Pero a veces la política tiene unas miserias que yo no
admito y tal vez por eso nunca lograré ascender al peldaño segundo.
Emplear a los
medios de comunicación para salir en los papeles me parece de bastardos
imbéciles. De manipuladores de cubiletes como los que hay por las Ramblas de
Barcelona. Yo quiero salir en los papeles de mi ciudad —si fuera necesario y útil—
hablando de la Monarquía, de la vergüenza de la Expo vacía, del mal uso que de
la Ley de Dependencia está haciendo la DGA o del drama del desempleo que está
llevando a los jóvenes a la desesperanza o a huir de su país. Pero salir por el
rebaje de unas aceras me parece inmoral. Y así lo he hecho saber a quien
corresponde.
Hoy nos toca
pelear por lo gordo, por lo grande, por lo basto, por lo que tiene enjundia.
Tratar temas menores es también de justicia pero sin darle más importancia que
la justa. Hay que gestionar; se gestiona y se logra. Punto y final. Nada de darles
más importancia a los asuntos menores cuando hay tantos que sufren.
No
me gusta que en la política se manipule la información, cuando yo precisamente
tantas veces en este blog y en otros he dicho que se comunica poco y mal. Por
eso que aparezca mi nombre en un asunto menor, de los que yo critico, me parece un error y una manipulación. Que se
emplee sin mi consentimiento merece una reprimenda como así he realizado a
quien corresponde. No por nada, sino por que la sociedad espera de los
políticos algo más que aparecer para hablar de asuntos imbéciles de gestión menor.
Joder, que hay muchos problemas de los que nos callamos ¿o nos hemos enterado?