El centenario Mercado
Central de Zaragoza, languidece y sufre especialmente los efectos de la crisis
y dicen sus minoristas que también los efectos de un largo año de obras del
tranvía.
La Asociación de Detallistas del Mercado Central asegura que en este
último año las ventas se han reducido un 50%, sumando tanto el número de
clientes como la cantidad de venta que cada cliente adquiere. Pensar que las
ventas han disminuido por las obras es equivocarse y lo que es peor, caminar en
la dirección opuesta a la búsqueda de soluciones.
Este año de obras se debería haber empleado en cambiar totalmente la imagen y el sentido del Mercado Central, dotándolo de un sentido comercial y turístico que hoy no tiene en absoluto. De ser cierto que han vendido un 50% menos, hubiera sido un periodo perfecto para acometer un cambio radical en su servicio a la ciudad.
Este año de obras se debería haber empleado en cambiar totalmente la imagen y el sentido del Mercado Central, dotándolo de un sentido comercial y turístico que hoy no tiene en absoluto. De ser cierto que han vendido un 50% menos, hubiera sido un periodo perfecto para acometer un cambio radical en su servicio a la ciudad.
Es cierto que la actual
distribución y remodelación de los autobuses urbanos en nada beneficia al
Mercado Central, al contar con un número de clientes de una edad alta y que
necesitan emplear un servicio de autobuses que les deje muy cerca de sus
destinos, pero el futuro del Mercado Central de Zaragoza pasa por cambiar el perfil social
del tipo de clientes, buscando más a un tipo de cliente que compra productos
especiales, diferentes, de más calidad, que no son fácilmente adquiridos en grandes
superficies. Basta con copiar lo que se está haciendo en las grandes ciudades
españolas con grandes mercados céntricos.
Hay que crecer en
servicio de hostelería y restauración de pequeño tamaño, con aperturas en
horario distinto y servicios más dirigidos a un turismo o a un segmento
diferente a la hora de consumir. El precio que pagan los minoristas por el
mantenimiento de sus puestos de venta es mínimo (por 9 metros de espacio se
pagan 22 euros) y sumando alquileres de cámaras, agua, luz y basuras sigue
siendo un precio realmente muy bajo si lo comparamos con el alquiler de cualquier
otro negocio. Es cierto que los traspasos y concesiones fueron caros en algunos
casos a la hora de hacerse con su titularidad, pero si no son capaces de cuidar
su servicio y sentido verán como pierden la oportunidad de modernizar un
Mercado Central que necesita una reforma integral y no solo de estructuras.