Ayer en la
presentación de los actos por el 25 aniversario de los Centros Cívicos de
Zaragoza, en la mesa redonda moderada
por la periodista Marina Fortuño de Radio Zaragoza se plantearon asuntos muy importantes para el
futuro de la participación ciudadana en Zaragoza. Es cierto que la crisis
económica es brutal, que no hay dinero ni presupuestos públicos para dotar de
vida perdurable y sobre todo comparativa con la que han tenido estas
actuaciones públicas en las últimas décadas, para todos los Centros Cívicos; pero la necesidad de su
funcionamiento y sobre todo el gran trabajo iniciado y la perseverancia de
cientos de personas implicadas en todos los niveles a que sigan vivos públicamente, aseguran su
pervivencia unos años. Pero depende de todos nosotros, que apoyemos con
imaginación y fuerza las actividades que ya no podrán ser iguales en los próximos
años.
El
voluntariado tiene que dar un paso más, diferente tal vez, para acercarse a los
servicios públicos y no tanto a los servicios “bonitos” con el mayor de los
perdones, pues se trata de realizar obras que nadie va a realizar en los
próximos años y dejar que tengan que ser los poderes públicos y no los
voluntarios, los que hagan aquellos trabajo que deben por obligación hacer los
estamentos correspondientes, pagando por ellos. O dicho con más claridad. Menos
atención al turismo, menos explicación sobre el futuro del tranvía y mucho más
trabajo en barrios, en cultura de base, en iniciativas en zonas con menos
recursos que una empresa privada.
Los
ayuntamientos hacen un gran trabajo a través de los Centros sociales, lo van a
seguir haciendo ofreciendo sus locales, la luz e instalaciones, sus
funcionarios y seguridad, sus herramientas para seguir haciendo cultura o
ayudas sociales. Pero a partir de estas necesidades cubiertas, hay que empujar
con personas para ayudar a otras personas. Y aquí si que las personas
voluntarias de los barrios son imprescindibles.
Y añado para
terminar que hay barrios con grandes equipos de personas voluntarias que
demuestran el gran beneficio de este tipo de ayuda. Y hay otros barrios que al
no disponer de Asociaciones de Vecinos potentes no pueden disponer de esta
soluciones que ayudan a las disfunciones sociales que ahora tanto se están
dando. Depende esto de todos nosotros. También en la crisis hay que empujar
más, eso sí, siempre de forma voluntaria.