En el tanatorio de Zaragoza han puesto más obras de arte contemporáneo en sus paredes. Es una manera de entender el papel del arte para tranquilizar, para el sosiego en momento duros y a veces terribles.
Posiblemente muchos no vean obras de arte sino decoración necesaria para adornar la transición sin emplear ni la religión ni el oscurantismo.
Cambiar de destino en esta vida, puede ser una opción inevitable, lo es, pero también un momento para el sosiego, la paz, la serenidad.
Colocar obras de arte contemporáneo en el tanatorio de Zaragoza siempre me ha parecido una decisión muy acertada, que se mantiene y se enriquece hasta convertir sus pasillos y hall en verdaderos lugares para la contemplación y el descanso visual, cuando no para entender la vida y la muerte de una manera más sencilla, despojada de todo lo terrenal y posesivo, de todo lo que en verdad, no sirve más que para ser consumido.
Aplaudo la iniciativa de los gerentes del tanatorio municipal de Zaragoza.Si me permiten un apunte, tal vez en la variedad esté la exigencia por determinar, para darle más valor todavía a la decisión de crear un espacio de paz y tranquilidad, moderno y sencillo.