Se prevé una subida en el precio del billete de autobús urbano de Zaragoza, a poco que soplen vientos de cambio o de permanencia. Es inevitable, parece.
Si se analizan las cuentas del coste que supone para el Ayuntamiento de Zaragoza los Transportes Públicos Urbanos, se ve que hay que tomar medidas con cierta urgencia: o bien en la medida impopular de cambiar el servicio de la tarjeta para que se emplee la de Ciudadano y por ello se queden fuera los no empadronados, medida que parece fuerte, pero que resulta bastante lógica si analizamos la enorme diferencia entre el precio real (lo que paga El Ayuntamiento a Tuzsa por kilómetro recorrido menos el ingreso del billetaje) y lo que se paga con la TarjetaBus de 0,627 y lo que se paga comprando el billete en el autobús (un euro), o bien en la de aumentar el precio del billete a todo tipo de viajeros.
El acuerdo entre Tuzsa y el Ayuntamiento de Zaragoza es claramente erróneo en 2011. Podría ser entendible cuando se firmó pero ya no ahora.
Zaragoza tiene una diferencia muy importante entre lo que se recauda y lo que se paga por el servicio que se tiene. Y esa diferencia SIEMPRE es sufragada por el Ayuntamiento. La empresa nunca puede perder. Es imposible pues cobra el kilómetro recorrido con arreglo a unos gastos que aumentan según se mueven los gastos de la empresa, sus seguros, sus ruedas, sus combustibles o el gasto en toallas de los directivos. Y siempre aumentando un 15% de gastos de explotación. Negocio redondo. Cuanto más gastos tenga la empresa, más supone ese 15% de aumento, más nos cuesta a todos el autobús. Cuantos más kilómetros recorran los autobuses aunque sea sin ordenar bien las líneas, más nos cuesta a todos. Y si la gente no paga no sucede nada, pues es el Ayuntamiento quien deja de recibir el ingreso y no la empresa. Es decir, no le interesa tener a inspectores, pues de subir el ingreso no sería a favor de la empresa. Lo lógico sería que el propio Ayuntamiento tuviera inspectores de todo tipo en su relación con la empresa, pero esa es otra.
Vamos, que estamos abocados a tener que pagar un autobús a 0,90 el billete a poco que no se tomen medidas importantes en la relación con la empresa y a menos que no se realicen cambios en muchas líneas para intentar que no sean tan deficitarias. Y esto es muy duro de vender, más en periodos electorales. Pero como a partir del 22 de mayo todos tendrán cuatro años por delante para tomar medidas, a partir de septiembre nos encontraremos con un precio muy distinto. ¡Ójala me equivoque!