Las estaciones son las nuevas “puertas” de las ciudades, comparándose a las antiguas puertas que era por donde entraban y salían —y pagaban impuesto— todos los que intentaban visitar la ciudad.
La nueva estación “Delicias” de Zaragoza es inmensa, tal vez excesivamente alta para el invierno y sé lo que me digo, mal comunicada con el centro de Zaragoza (coger el autobús número 51 desde la Estación hasta la Plaza Aragón es la mejor opción) por mucho que se hacen intentos por mejorar los servicios, y núcleo de las entradas y salidas una vez que se incorporó a la Estación de trenes las Estación de autobuses. Una excelente construcción con algunos malos detalles de habitabilidad que intentan corregir. Sobre todo ha supuesto la creación de un nuevo centro de movimiento urbano, de un nuevo foco de atracción que culminará si al final se construya la “milla digital” tan bien publicitada pero que la crisis económica amenaza con matar antes de nacer.