31.7.24

Fundación del Convento de Jesús en Zaragoza


Dibujado por el dibujante oscense Valentín Carderera en el año 1855, nos muestra esta obra la torre del desaparecido Convento de Jesús, en Zaragoza, fundado en 1447 y que da nombre al barrio que lo acogía, y que posiblemente formaría parte de una libreta de apuntes del autor del que solo se ha conservado este dibujo, de un tamaño A5 hecho en lápiz, grafito y aguada sobre un papel algo crema.

Dice la leyenda sobre la fundación de este convento escrita por el franciscano Diego Murillo, que la construcción de dicho convento se había hecho en el año 1447 partiendo de un milagro anterior.

Parece ser que dos franciscanos llegados a la ciudad de Zaragoza, se instalaron humildemente en una caseta de campo al cruzar el río Ebro. El fuego que tenían que encender por las noches para calentarse se propagó por el terreno cercano al que estaba la humilde caseta, causando grandes daños en los campos agrícolas.

El dueño de aquellas tierras al enterarse, fue a hablar con los frailes, a los que abroncó severamente. El verano siguiente a este hecho, el propietario del terreno, de nombre Pedro Férriz, vio como repentinamente se secaba una de sus viñas; creyendo que era un castigo por el modo en que había tratado a los franciscanos.

Fue en su busca y se disculpó ante ellos por sus modos; y poco tiempo después, la viña reverdeció ante sus ojos, siendo que ya estaba totalmente seca y negra.

Cuando la ciudad conoció este milagro, se despertó gran simpatía hacia los frailes franciscanos, comenzando a solicitar los vecinos que se les permitiera establecer en esas zonas. Y tras ser concedido el permiso por el rey y por el papa, Pedro Férriz cedió la caseta y el terreno en el que habían estado desde el principio estos religiosos franciscanos para que llevasen a cabo la fundación de su casa y, tiempo más tarde, también les sería cedida la viña en la que se había obrado el milagro.

Hay que tener en cuenta es que los franciscanos en esos tiempos eran órdenes mendicantes, fundadas a comienzos del siglo XIII, representaban un nuevo concepto de espiritualidad, pues trabajaban sobre todo en los segmentos sociales de la pobreza, la mendicidad o la vuelta a la pureza de los ideales evangélicos sin buscar nunca el enriquecimiento.

Su aparición en localidades grandes en un momento de gran desarrollo urbano les llevaron a instalarse en las ciudades para tener un contacto más estrecho con los fieles a quienes querían dar educación pero sin tener una residencia fija propia y para ellos se establecían en casas abandonadas o cedidas por particulares.

De manera habitual, tanto franciscanos como dominicos, escogerán para su establecimiento en las ciudades zonas extramuros o arrabales próximos a las puertas de acceso a las ciudades, lo que por una parte facilitaba el desarrollo de su labor ante sociedades pobres y necesitadas de educación y por otra permitía poco a poco la compra de los terrenos, ya que en esas áreas eran más abundantes los terrenos vacíos y sobre todo más económicos.

30.7.24

Monasterio de Santa Engracia explicado en 1901, dibujado en 1806


Nos dejó dicho el archivero, militar, historiador y filólogo zaragozano Tomás Ximénez de Embún y Val en el año 1901 lo que a continuación os dejo refiriéndose al Monasterio de Santa Engracia

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Desde la Puerta de Santa Engracia a la Cruz del Coso se extendía la calle de Santa Engracia y del Hospital. Entrando por el Pontarrón se hallaba la plazuela de la sobredicha Santa Engracia y en ella el santuario monasterio de los Jerónimos que le dio su nombre el modestísimo convento de Capuchinas y el hospicio de los religiosos de Santa Fe.

Del regio monasterio se ha escrito tanto que a nosotros nos queda bien poco que añadir. Se comenzó a construir en el año 1493 por el Rey Católico don Fernando en cumplimiento de un voto que había hecho Don Juan II de Aragón, su padre, y se terminó muchos años después.

Su portada de alabastro hábilmente restaurada por el notable escultor don Carlos Palau fue labrada por Gil de Morlanes y creemos que la terminó y mejoró en algún modo Damián Forment. Su claustro principal desde el aspecto artístico lleno de labores y follajes que lo hermosean fue obra de Martín de Tudela bien entrado ya el siglo XVI.

En su iglesia se guardaban los restos del vicecanciller don Antonio Agustín en marmóreo sepulcro, esculpido por Alfonso de Berruguete, y en otra urna próxima los del gran historiador Jerónimo Zurita, los de Blancas, bajo sencilla losa, yacían en el claustro.

En artística estantería se hallaban colocados multitud de excelentes códices y volúmenes. Pinturas y cuadros de Pedro de Aponte, Giuseppe Martínez, Fray Diego González, don Francisco Bayeu y otros notables artistas veían ser repartidos en la iglesia librería y otras diversas oficinas del monasterio.

Todas aquellas maravillas volaron en la explosión del 13 de agosto de 1808 hazaña memorable y digna, por cierto, de la barbarie de un conquistador francés.

Bajo aquel monumento se guarecía una cripta sagrada las catacumbas de los Innumerables Mártires. Su origen se elevan los primeros siglos del cristianismo, pero tan antigua y dilatada historia no debe sorprender que contenga algunas deficiencias y nebulosas.

En el siglo XII la iglesia de las Santas Masas fue reconstruida por Gil de Rubidis, que más tarde profesó en el monasterio de Rueda, en donde dirigió la construcción de su templo.

Por el año 1589, el pintor Felices de Cáceres el Mayor estaba encargado de la decoración pictórica del Santuario de los Mártires.

Hacia 1682 se llevaron a cabo obras de bastante importancia como lo demuestra la relación anteriormente citada y en 1789 hubo una nueva restauración siendo arquitecto Fray Vicente Bazán y el pintor don Francisco Ponzano.

Por último en el año 1819 se levantó de entre las ruinas en la que se había asumido la invasión francesa, todo lo que allí había quedado para salvarlo, pero sin poderse restaurar el Monasterio.



Zaragoza fue antes que París


Tras la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos en el Sena parisino, hay quien no ha dudado a asimilar las barcas de las representaciones olímpicas surcando el cauce fluvial de la bella ciudad de la Luz con la gabarra "athletizale" que, desde los años ochenta del siglo XX, navega por la ría bilbaína cuando el Athletic logra algún triunfo deportivo. 

Comentario que no pasa de ser una "bilbainada".

A mí, la imagen me recuerda más la celebración que Zaragoza hizo en 1934 con motivo del bicentenario del natalicio de Ramón de Pignatelli, en el que la Ciudad, agradecida, medio siglo antes que la gabarra vizcaína, realizó una serie de actividades y entre ellas, una exhibición donde distintas barcas representativas de actividades agrícolas, de barrios de la ciudad y de localidades ribereñas surcaron las aguas del Canal Imperial de Aragón, la gran obra de la ingeniería de la Ilustración.

Evidentemente, el deportivo desfile parisino no tiene que ver ni con una ni con la otra, sino con un proceso de ejemplar recuperación del Sena y utilización del mismo para mostrar los innúmeros encantos de una de las ciudades más bellas del Mundo.

Imagen: Desfile de barcas el bicentenario de Ramón Pignatelli.

Foto: Heraldo de Aragón. Texto: Jorge Marqueta

29.7.24

Privilegio a los Alcaldes y Concejales de Zaragoza


Os voy a dejar un texto que en forma de Privilegio hizo el Rey de Aragón Pedro II el Católico, para los alcaldes y concejales de Zaragoza. Es como poco curioso.

"Yo, Pedro por la gracia de Dios, Rey de Aragón y Conde de Barcelona, os otorgo y concedo espontáneamente este Privilegio, a vosotros, los Jurados de Zaragoza (alcaldes y concejales), que de todo aquello que hiciereis en nuestra ciudad de Zaragoza para utilidad nuestra y honor vuestro y de todo el pueblo de la dicha Ciudad, así en exigir y reclamar derechos nuestros y vuestros y de todo el pueblo de Zaragoza, aunque cometáis homicidios o cualesquiera otros hechos, no tengáis que responder por no incurrir en responsabilidad, ni ante mi, ni ante mi merino, ni ante el zalmedina, ni otro delegado nuestro; sino que obréis con seguridad y sin temor alguno en todo lo que quisierais ejecutar, según está dicho, para vuestra utilidad y honor, y de todos los habitantes de la Ciudad.

Dado en Zaragoza, XII de las Kalendas de Junio del año 1200"

Un Zalmedina (Zahebaxorta o Zahbaleil) es un cargo de magistrado de Aragón durante las épocas musulmana, medieval cristiana y moderna, y que desaparece junto a la derogación de los Fueros de Aragón en 1707 por el Rey Felipe V de Borbón.

Bueno, es de esperar que este privilegio ya no estará en uso, pues jopetas el poder que se podía tener. Increible.

Tranvías abiertos en la Zaragoza de verano


No siempre puedo tener buenas imágenes con calidad suficiente. Esta de la zona del Coso con Plaza España, mostrando el Banco Zaragozano de entonces es de las malas. Pero la pongo en días de finales de julio con excesivo calor, para mostrar como ya en aquellos primeros años del siglo XX los tranvías iban abiertos en verano para que se refrescaran. Un detalle que por seguridad desapareció a los pocos años.



28.7.24

Cuando llegó a Zaragoza el catalizador de combustible


Era el año 1956 en la Feria de Muestras de Zaragoza cuando se presentó este producto que advertía de grandes cambios en los combustibles por la Guerra del Canal de Suez. 

Un producto llamado Nitrogenol, un producto que lograba consumir un 25% menos de combustible y un 35% más de velocidad, evitando la carbonilla de los motores, garantizando un arranque instantáneo y que las bujías ni se engrasaran ni se ensuciaran.  Un catalizador del combustible.

¿Fue Auripa la ciudad que luego se llamó Salduba o Salduie?


Dentro de las curiosidades raras y sin poderlas comprobar or mi propia capacidad, Alfonso X el Sabio en su Crónica General de España dice: …la otra poblaron cabo Ebro contra parte d'Oriente e llamáronle Calahorra, otra poblaron más adelante, otrossí cabo Ebro, a que pusieron nombre Taraçona, e desí poblaron la cuarta, cabo este rio mismo mas adelante, e llamáronla Auripa; mas después, cambió el nombre a llamol Cezar Augusta, a la que agora dicen Çaragoça.

Alfonso X el Sabio sitúa a "Auripa" en la región del Ebro, después de Calahorra y Tarazona. Además, indica que posteriormente esta ciudad cambió su nombre a Caesaraugusta, la que hoy conocemos como Zaragoza. 

Partiendo de estos datos del libro editado por Clásicos Ebro "Crónica General de España", página 49, editado en el año 1969, cabría sospechar que al menos alfonso Rey tenía datos de que Zaragoza, antes de ser romana, cuando era íbera al menos, se pudiera llamar "Auripa". ¿Antes que Salduba, Saltuie o Salduie?

Razonamiento:
Ubicación geográfica: Tanto Auripa como Caesaraugusta se ubican en la misma región geográfica, a orillas del río Ebro.
Secuencia cronológica: El texto indica que Auripa fue fundada antes que Caesaraugusta, lo cual es coherente con la evolución histórica de la ciudad.
Cambio de nombre: La transformación de Auripa en Caesaraugusta es un hecho histórico conocido. Los romanos,al conquistar la ciudad, la renombraron en honor a César Augusto.

Posibles razones del nombre "Auripa"

El origen del nombre "Auripa" es más difícil de determinar con certeza. Sin embargo, podemos plantear algunas hipótesis:
Etimología ibérica: Podría tratarse de un nombre de origen ibérico, por ejemplo la población indígena que habitaba esta zona de la Península Ibérica antes de la llegada de los romanos.
Referencia a un río o característica geográfica: Es posible que "Auripa" se refiera a alguna característica del lugar, como un río cercano o una colina.
Nombre de un antiguo poblado: Podría ser el nombre de un poblado o aldea anterior, y que existió en el lugar donde se fundó la Zaragoza romana tras la íbera Salduba.



26.7.24

La Puerta de Valencia, Romana o Alquibla, de Zaragoza


En las dos imágenes que vemos en esta entrada se observa la Puerta de Valencia de Zaragoza, también llamada Puerta Romana por ser la que en línea recta se podía interpretar pue era el camino natural hacia Roma, y la podemos observar vista desde los dos lados. 

Esta puerta también se llamó Puerta de Alquibla por ser a su vez la salida orientada hacia la Meca como ciudad santa de los árabes. E incluso se la conocía como Puerta del Sol Naciente.

La primera imagen viendo la Puerta desde dentro, desde la Iglesia de la Magdalena, y la segundo viéndola desde fuera, desde el Coso. 

En esta última todavía se observa una tienda o comercio que actualmente es un bar. Hay que recordar que toda esta zona era el segundo Mercado de Zaragoza, tras el de la Puerta de Toledo, muy concurrido y con tenderetes que acompañaban a las tiendas fijas allí asentadas.

Las dos imágenes son del fotógrafo Santos Alvarez y Serra de alrededor de finales de 1866 o principios de 1867, pocas semanas o días antes de ser demolidas sus paredes y arco entre enero y febrero de1867, para dar a la plaza de la Magdalena el necesario desahogo y dejar al descubierto el frontispicio de la Universidad.

En el Museo arqueológico provincial de Zaragoza se conservan cuatro piedras sillares extraídas del derribo de este arco y sus edificios aledaños, leyéndose en todas ellas inscripciones romanas que nos muestran de que para ciertas obras públicas de Zaragoza se utilizaban piedras de la muralla romana que se iba desmontando.

Existen documentos que afirman que en el año 1155, en los laterales de la puerta, hubo dos torres que lindaban con viviendas particulares; en 1358 se realizaron obras de restauración; y en el año 1415 se produjo un incendio que afectó a su entorno. 

La puerta fue derruida casi en su totalidad durante los Sitios de Zaragoza (1808-1809) y erigida poco después, por su unión al Mercado de la plaza de la Magdalena que daba entrada, acorde con lo que dice José Blasco Ijazo. 

También en la propia Plaza de la Magdalena, en la zona izquierda mirando a la iglesia, se pueden ver sillares de esa puerta, que se conservan como muestra del lugar exacto de su construcción. 

La estructura última de la Puerta de Valencia era sencilla: con arco de medio punto, de elevada altura para el paso de las caballerías y edificios adosados con balcones que se asomaban al Coso. 

Una imagen de esa puerta puede observarse en el mural pintado entre las calles Mayor y San Cristóbal, que recuerda su figura y recrea la vista al viandante en su paseo hacia el casco histórico y que dejo al final del artículo.








25.7.24

Zaragoza recibe a las autoridades en el año 1868


En esta imagen de un dibujo ilustración, vemos la Zaragoza del año 1868, y delante una multitud de la Puerta de Valencia, en la plaza de la Magdalena, recibiendo al mariscal Serrano y el almirante Topete, llegan a Zaragoza con su séquito paseándose en un coche tirado por caballos cuando entran por la puerta de Valencia, les acompaña un tropel de gente. Eran los líderes políticos de aquel momento en España.

Acuden a la inauguración de la la Exposición Aragonesa de Artes e Industrias de 1868 que se había instalado en los alrededores de la actual Plaza de Aragón, diseñada por el arquitecto Mariano Utrilla. Eran tiempos revolucionarios en aquella España que buscaba nuevos vientos sociales. Y Zaragoza intentaba mostrar a España su mejor imagen.

Multitud de zaragozanos observan la llegada de las autoridades, desde la calle y desde los balcones. A la izquierda de la imagen aparece un palco decorado con cortinajes que muestra un grupo de personas distinguidas que observan interesados el paso de la comitiva. 

Es día de mercado, los vendedores exhiben sus productos a ambos lados de la plaza. Algunos puestos están cubiertos con toldos. En primer plano a la derecha del dibujo vemos un puesto de cerámica con recipientes de todos los tamaños.

Al fondo se observa la iglesia de la Magdalena y mucha más gente viniendo hacia el carruaje que lleva a las autoridades.

Navidad zaragozana de principios del siglo XX


Entre las imágenes muy curiosas que conserva el Archivo del Ayuntamiento de Zaragoza está esta que en su original es una imagen estereoscópica, doble para verla con un aparatito que simulaba observar la escena en relieve, y en donde vemos una escena navideña zaragozana de entre 1910 y 1925.

Un vendedor de pavos navideños en la esquina de la Plaza España hacia el Coso alto nos muestra el urbanismo de la zona en aquellos años, pero sobre todo un detalle de los zaragozanos de entonces, todos con boina por cierto, y posando pues no era posible hacer instantáneas sin que notaran la presencia del fotógrafo.

23.7.24

Historias de la Torrenueva de Zaragoza


Cuando Zaragoza decidió poner otro reloj en el centro de la ciudad, pues ya existía desde 1440 el reloj de la torre de La Seo, para regular la vida de la ciudad, el Ayuntamiento o Concejo decidió construir una torre muy alta en lo que entonces se consideraba punto medio de la ciudad, y poner en ella el reloj municipal, una torre mudejar que tuvo un final inentendible incluso ahora.

Se decidió pues construir la famosa Torrenueva que comenzó sus obras en el año 1504 tras aprobarse en agosto de aquel mismo año, y durante 15 meses se edificó la famosísima Torrenueva por un coste de 81.370 sueldos (4.068 libras jaquesas más 10 sueldos) según consta en los archivos municipales.

Los encargados de la obra fueron el arquitecto Gabriel Gambao, el maestro de obra y cristiano Juan de Sariñena, Ince (Juce) de Gali, Ezmel (Gumiel) Allabar o Valladar y el maestre Monferriz. Y con una altura de 312 pies (unos 80 metros) enseguida se detectó una desviación de 9,5 pies (algo menos de tres metros entre la base y la altura), por lo que enseguida fue conocida fuera incluso de España como "La torre inclinada de Zaragoza".

Desde el principio se aseguraron dos cosas sobre la inclinación. Que se había producido por haber levantado los pisos superiores sin haber fraguado bien la primera planta (y no por hundimiento del suelo) y que no tenía peligro de hundimiento o caída.

Las dos campanas que marcaban con sus sonidos las horas  y los cuartos, fueron fundidas por Andrés Asín en el corral de Marigaita en el barrio de las Tenerías hacia el año 1508, aunque la grande se tuvo que cambiar dos años después por estar defectuosa, con un peso de unos 220 quintales. Actualmente están en una torre de El Pilar de Zaragoza pues se desmontaron y conservaron unos años en La Lonja de Zaragoza. 

Y el primer relojero fue Jaime Ferrer de Lérida, aunque este reloj se fue sustituyendo con los años por otros ejemplares, concretamente en los años 1680, 1712, 1762, 1827 y 1880.

Esta famosa torre llamada Torrenueva se empezó a derriba como sabemos todos con tristeza, en el año 1892 hasta 1893, tras numerosos debates de políticos e intelectuales de la época. Nunca hubo consenso, pero primó el miedo.

Tenía cuatro plantas, la primera y más baja era una estrella de 16 puntas y según subías se convertían en plantas octogonales. La zona más alta, el remate final se puso en el año 1749 que fue lo primero que se empezó a eliminar para evitar presuntos peligros, en el año 1878, catorce años antes de empezar a derribar toda la torre.

Además de ser Torre Reloj era también Torre Vigía y tuvo un papel muy importante en los Sitios de Zaragoza, pues desde ella se observaban los alrededores de la ciudad y todos los movimientos de tropas francesas para intentaban conquistar la ciudad de Zaragoza.

En el año de 2024 ha surgido un nuevo intento de reconstrucción liderado por la Fundación Ingenio Azul y con el apoyo del Ayuntamiento de Zaragoza y de las Cortes de Aragón. No es el primero pues desde 1980 existe una Asociación de amigos de la Torre Nueva, y en el año 2015 el PAR llevó en su programa municipal la reconstrucción de la torre.

Han existido algunos tímidos deseos desde hace décadas, incluso se construyó una base de varios metros de altura como monumento en el mismo punto en el que estaba, pero ninguno ha fructificado.




16.7.24

Farmacia zaragozana con mucha historia


En esa Zaragoza un tanto escondida conservamos esta farmacia hospitalaria en perfecto estado de repaso histórico. Una farmacia que durante muchas décadas estuvo dando un servicio muy importante en el Centro de Zaragoza, aunque ahora sea un espacio museístico. ¿En dónde se encuentra?


15.7.24

Emblema de la Puerta del Sol de Zaragoza

La Puerta del Sol de Zaragoza, llamada también “La Portaza” o “Póstigo del Estudio” se encontraba situada junto a las murallas de Zaragoza por la zona trasera de la iglesia de San Nicolás, en el Boterón dando al Ebro y casi al Puente de Tablas.
 
Constaba de un solo arco de piedra de sillería, en el cual se veían infinidad de señales de las balas recibidas en la guerra de la Independencia. Daba salida al barrio de las Tenerías, extramuros de la ciudad y tenía encima de la puerta de madera un emblema solar en piedra de casi un metro de diámetro representado por un rostro masculino y unos rayos que se iban alternando entre rectos y ondulados. Es el que vemos en la imagen de abajo.

Dicha puerta fue derruida en el año 1868 a petición de los propios vecinos de entonces, para facilitar el tránsito desde el barrio al Ebro.

El monumento que mostramos es el que había en la Puerta del Sol de Zaragoza en el siglo XVIII y XIX y es idéntico al escudo de armas que utiliza el apellido Solís en Extremadura. Este emblema se conserva en el Museo de Zaragoza.

10.7.24

Aragón lleva 44 años quejándose, pero nada más que eso


Este Editorial de Aragón Expres es de 1980. Del mes de septiembre. Y es curioso simplemente para no decir que es asquerosamente real. En aquel mes había cambiado de Gobierno dentro de la UCD, gobernaba Adolfo Suarez y desde entonces han cambiado en estos 44 años y en España, tres partidos políticos diferentes en estar gobernando y un buen número de Presidentes del Gobierno y de Ministros.

Entonces, 1980, estaba Hipólito Gómez de las Roces como presidente de Aragón, y teníamos encima el famoso Trasvase del Ebro. Pero es mentira esto como problema "gordo", lo que teníamos encima era que se considerara a Aragón a nivel estatal, como una población con serias necesidades y un territorio con poca población a la que nadie hacía caso ni le tenía respeto, simplemente porque como éramos pocos y no sabíamos defender lo nuestro, no había que tenerlos en cuenta.

Han pasado 44 años y seguimos igual. Lo curioso otra vez, es que parte de esta realidad es culpa de todos nosotros. Sí, sí, sí. De nosotros. 

Somos pocos pero muy mal avenidos y además muy bien organizados solo, alrededor de tener envidia a Madrid y a Cataluña. Y así mal vamos.

Los primeros que no creemos en Aragón somos nosotros. Y no quiero poner ni ejemplos, ni desapariciones de medios de comunicación, ni batallas perdidas por nosotros pero ganadas por otros. Era 1980 y no hemos logrado nada de lo que necesitábamos entonces y seguimos necesitando ahora.

Desde 1980 hemos crecido en 156.398 habitantes aragoneses, pero a su vez hemos crecido en unos 150.000 nuevos inmigrantes. 

España en esos mismos años había crecido en 10.850.000 habitantes, de los que 7.450.000 es el aumento de inmigrantes en el mismo periodo. No es tanto un problema del número de habitantes, de que seamos capaces de ponernos en valor, de crecer en autoestima, de saber que si quisiéramos, podríamos ser más respetados y no ser siempre los acompañantes cómodos.



9.7.24

Precio de la vivienda en Zaragoza. Año 1979 al cambio


Este anuncio de varios pisos en el centro de Zaragoza, con toda la información de sus características, es del año 1979. Y claro figura en pesetas. Estamos hablando de unas buenas zonas de la ciudad, zonas del centro y además bien dotadas, de las que hoy serían consideradas una "muy buena" zona, no de un barrio de Zaragoza.

Si tenemos en cuenta que un millón de pesetas del año 1979 al cambio y con el acumulado del IPC desde entonces, hoy serían 29.000 euros, podemos sacar una pequeña cuenta, de a qué precio estarían al cambio esos pisos, si no hubiera existido una fiebre devoradora con la vivienda.

Para hacernos una idea, por 105.000 euros se podría haber comprado una vivienda de 125 metros cuadrados útiles en el paseo Cuellar.

Pero en Residencial Paraíso, junto al Corte Inglés principal de Zaragoza, una zona exquisita en la actualidad, con 151 metros cuadrados útiles, una novena planta toda ella exterior, con garaje y trastero, dos baños, vivienda nueva en pleno centro de Zaragoza, se vendía por 218.000 euros. ¡¡Uff!!

¿Quien fue el zaragozano Juan Bautista Briz Martínez?


Pocos aragoneses sabemos quien fue Juan Bautista Briz Martínez, un zaragozano que entre el siglo XVI y XVII que siendo teólogo escribió un gran número de obras de las que han pasado desapercibidas muchas de ellas para los aragoneses en general.

Párroco de Velilla de Ebro, Racionero de La Seo de Zaragoza, abad de Aleón (Abadía de Nuestra Señora de la O), padre benedictino, rector de la Universidad de Zaragoza, abad de San Juan de la Peña escribió varios libros y tratados que en su fecha fueron de gran importancia aunque ahora parezca que ya no la tienen. Cosas que suceden.

Uno de los más reconocidos es: Historia de la Fundación y Antigüedades de San Juan de la Peña. por si a alguien le interesa se llama en realidad: Historia de la Fvndación y Antigvedades de San Ivan de la Peña.

Para esta obra se tuvo que estudiar todos los documentos que en aquel momento se conservaban en el monasterio, en donde se trataba gran parte de los inicios históricos de Aragón como Reino y con sus propios Fueros. Curiosamente murió muy respetado por las gentes expertas de sus años pues se le consideró el mayor experto en los orígenes del Reino de Aragón.

4.7.24

La calle de la Culebra de Zaragoza, en 1853


En esa Zaragoza de 1853 que os voy montando a trozos, hay una calle curiosa por su nombre, pero también por su forma, de la que previsiblemente le viene el nombre.

Era la calle de la Culebra (marcada en rojo). Cerca de San Juan de los Panetes, de la plaza interior de esa iglesia que se perdió con los años aunque hay fotografías, detrás de las actuales murallas romanas. Cerca de la calle Abén Aire. Por cierto, si queréis saber quien fue este capitán llamado Abén Aire, aquí tengo los datos publicados.

Junto a la Puerta de San Ildefonso había una bajada hasta la orilla del río para los aguadores, para recoger agua antes de que se repartieran por diversas fuentes de la ciudad.

2.7.24

Santa Engracia de Zaragoza. Mapa de 1853


Si el otro día veíamos la zona de la Plaza San Miguel de Zaragoza en un plano de 1853 llamado de Gironza, hoy vamos a ver de ese mismo plano la zona de Santa Engracia. Todavía conservaba las ruinas del claustro que fuimos incapaces de conservar y restaurar, y los edificios que habían servido para asentar las baterías con las que se había defendido la ciudad en sus dos Sitios.

A la derecha podemos ver la indicación de la que era la Puerta de Santa Engracia que cerraba la ciudad al final del paseo de la Independencia y Plaza Aragón. Es un lujo poder disponer de estos planos de la ciudad de Zaragoza, pues nos sirve para imaginárnosla levemente, como no la pudimos ver nunca.