Empiezan las reordenaciones de líneas de autobuses urbanos en Zaragoza, con poco información y nulo contenido final. Nadie sabe cual será el destino final de líneas tan emblemáticas como la 30 una vez que el tranvía entre en funcionamiento, y sin tener información es imposible tener opinión. Aunque tal vez se desee precisamente eso hasta que todo sea inevitable.
No me gusta el acuerdo de que sea Tuzsa quien cobre por kilómetro y no por viajeros y que sea el Ayuntamiento quien cobre por viajeros sin poder controlarlos y tenga que sufragar la diferencia entre coste de kilómetro y facturación por viajeros. Para ser el mejor sistema debería haber inspectores municipales y no de TUZSA controlando el servicio. Mientras nos vamos enterando cómo quedará el mapa del transporte urbano en Zaragoza, nos iremos acostumbrando a nuevas frecuencias y a estar muy pendientes de si los nuevos servicios sirven para los habitantes de Zaragoza o simplemente para controlar el gasto municipal en periodos de vacas flacas. Lo óptimo sería hacer las dos cosas a la vez.