30.10.24

El primer gran Teatro en Zaragoza, siglo XVIII


El Teatro de Comedias del Hospital de Nuestra Señora de Gracias de Zaragoza fue el primer espacio cerrado para hacer comedias que existió en nuestra ciudad. Hasta el siglo XV las representaciones teatrales se hacían en Zaragoza al aire libre, en las plazas, en las puertas de la iglesias e incluso en algún momento dentro de ellas.

Era una manera de lograr también algunos ingresos extra para las iglesias y sus obras benéficas. En el año 1589 se intentó construir un edificio que sirviera de Teatro Estable con la ayuda también del propio Ayuntamiento de Zaragoza. Aquella Casa de Comedias no parecía suficiente para la ciudad de Zaragoza.

Pero no fue hasta el año 1771 cuando se levantó finalmente el esperado por calidad y tamaño: Teatro de Comedias y Farsas del Hospital en el mismo lugar que la Casa de las Comedias.

Estaba adosado al antiguo Hospital de Nuestra Señora de Gracias, destruido en la Guerra de la Independencia, y que se encontraba más o menos en la zona en donde estuvo hasta no hace muchos años el Cine Goya hasta el actual Banco de España, entra la calle San Miguel y las calles Blancas y Josefa Amar y Borbón.

Aquel teatro enorme tenía cabida para 1.300 espectadores en cuatro plantas. Para hacernos una idea el actual Teatro Principal de Zaragoza que está justo enfrente al que se hizo en 1771 tiene 834 asientos para espectadores. Y hablamos de una ciduad, Zaragoza, que por entences tenía unos 40.000 habitantes.

El 12 de noviembre de 1778 solo siete años después de inaugurarlo, se quema el Teatro. En aquel momento se mueren 60 personas, pero en los días posteriores fallecen por efectos del incendia otra veintena de zaragozanos.

En ese momento se representa la obra: La Real Jura de Artajerjes, representada por una compañía italiana en una sesión de gala con numerosas autoridades locales, y concluido el segundo acto, cerca de las seis y cuarto de la tarde, se preparaba aceleradamente un cambio de decoración de un jardín de la escena, y que había de servir para el Baile de Las Estatuas Animadas.

Muy posiblemente por imprudencia o descuido de los trabajadores que estaban entre los bastidores, se inclinó alguna vela hacia una fuente de trapo que estaba en medio del jardín, y prendió en ella fuego con rapidez, según se escribía en las crónicas. El telón estaba echado y los espectadores no se percataron del enorme incendio en el momento.

En un principio se pensó que era un fuego de poca importancia hasta que se propagó con suma rapidez, en un edificio de madera y telas. Se pudo desalojar bien toda la zona de patio, pero las zonas altas, los palcos y gallineros sufrieron las mayores pérdidas humanas, por las dificultades para evacuar.

El incendio iluminó toda la ciudad y hasta bien entrada la noche de aquel fatídico día no se pudo dar con dominado, más por haberse quemado ya todo lo que se podía quemar que por poderlo sofocar con los medios escasos de aquellos años.

En aquellos años existía en toda España y también en Zaragoza, la idea de que los aficionados al teatro eran malas gentes, una actividad degenerada, y los enfrentamientos entre partidarios y detractores era alta, por esas cosas que siempre han existido entre conservadores y liberales, ilustrados o reaccionarios. El teatro a veces presentaba comedias subidas de tono, y eso enardecía a las gentes religiosas de aquellos siglos.

Zaragoza se quedó sin teatro, y durante 12 años no hubo ningún espacio que se atreviera a realizar obras de cierto valor, hasta que en 1790 se montó en una habitación en la planta baja de la casa de Manuel Oña (Casa de Oña entre 1790 y 1791, actualmente sede de la Real Maestranza de Caballería) una sala pequeña para realizar Teatro casi familiar, mientras que se habilitaba otra sala con hasta 400 espectadores en la Lonja de Zaragoza. Insuficiente aforo al venir de un Teatro que deba cabida a 1.300 personas.

No había dineros municipales y las peleas entre partidarios y detractores de la importancia del teatro en la vida cultural de Zaragoza crecía. 

Y la solución de estas peleas la dejamos para otro día, en donde hablaré de la construcción del actual Teatro Principal de Zaragoza.